Ultra • Vigésimo Aniversario

Con Ultra es que me empezó a gustar Depeche Mode. Durante los primeros años en que fui consciente de su existencia creí que no eran mi tipo de propuesta, pero todo cambió para siempre cuando vi los videos de Barrel Of A Gun e It's No Good. Claro, en Violator y en Songs Of Faith And Devotion ya se les notaba lo 'noventero', pero fue hasta 1997 que pude reconocer que había adquirido el gusto. En esa época estilos como el rock industrial estaban liderando el camino y creo que eso los llevó a hacer brillar su lado oscuro, lo cual les sentó de maravilla. (Una vez más, gracias al fotógrafo Anton Corbijn por esos videos.)

Ahora, el atractivo heavy de 'Barrel' e 'It's No...' fue lo que me llevó a escuchar este disco por primera vez, pero me llevé una sorpresa pues la cosa no va por ese lado. Recuerdo que me molestaba un poco como Sister Of Night aparentaba hacer parte del bloque rudo con ese riff de sintetizador poderosísimo en los primeros segundos, pero que luego se interrumpía abruptamente para darle paso a la voz en un episodio casi soul (por supuesto que luego llegué a amar esa canción). ¿Y cómo no? Depeche poco ha tenido que ver con lo pesado.

Pero si con lo oscuro y gracias a eso terminé encantado por cada segundo del Ultra. Tras las tres o cuatro oportunidades que le di a raíz de mi respeto por sus videoclips, entendí que mi necesidad musical podía suplirse con la delicadeza de Depeche a través de su oscuridad, esa oscuridad del new wave pero vista en su momento a través de los ojos del rock alternativo que era mi lenguaje favorito.

Imagen del video Barrel Of A Gun. Muy en esa onda industrial están las instrumentales Uselink y Jazz Thieves que fueron muy especiales en el camino a aprehender el Ultra en su integridad. Todavía logran hipnotizarme.

Esa mezcla está presente todo el tiempo en la atmósfera sónica, en el trabajo visual y en esa energía medio podrida de súper-estrellas sobreviviendo al sexo, a las drogas y al rock n' roll que se se les veía en las ojeras y se les sentía en la voz. La guitarra es otro elemento importantísimo en esa 'personalidad' del Ultra. Por lo menos es el disco con las guitarras más chéveres en Depeche Mode, presentes por ejemplo, en el último minuto y medio de la hermosa The Love Thieves, en la sensacional Useless, o en Freestate (cuyo lead me recuerda mucho al álbum Duran Duran, otro ejemplo de excelente adaptación a los noventa por una banda ochentera).

Y en ese sentido Ultra es uno de los discos más protagónicos para Martin Gore (quien toca la guitarra), si hace falta afirmar tal cosa pues él es el compositor principal. Pero lo digo porque había espacio adicional disponible tras la partida Alan Wilder y tras el notable deterioro de Dave Gahan como adicto, el cual fue ocupado por Martin. ¿No? En fin. El tipo se canta dos temas muy especiales: el hit Home, (¿qué tal esa orquestación ah?) y The Bottom Line (en donde -acabo de enterarme- participa el baterista de CAN en percusión). Grandiosos.

El caso es que esto es Depeche Mode pareciéndose mas a Nine Inch Nails que a sus colegas del synth pop (siendo Pretty Hate Machine muy synth pop), lo cual fue definitivo para empezar mi historia con ellos en 1997, pero también para continuarla hoy en día, pues aunque han lanzado obras maestras como el Delta Machine (2013), Ultra continúa siendo mi pieza predilecta en esa amplia discografía.

¡Feliz aniversario!

(P.D. El cierre es con Insight, donde pareciera revivir por unos minutos el espíritu de discos pasados y con otro episodio industrial/instrumental llamado Junior Painkiller, como 'canción escondida'.