Appetite For Destruction • Trigésimo Aniversario

(La portada original censurada, ochentera a más no poder)

Cómo las diferentes alteraciones del rock clásico evolucionaron e hicieron carrera durante los años 80 y cómo muchas de ellas encontraron la aceptación de las masas en el camino hacia los 90, hacen de esa transición entre décadas uno de los mejores momentos para el rock. Desde Nine Inch Nails hasta Fugazi por el lado del post punk, desde Megadeth hasta Jane's Addiction por el lado del metal, hasta Pixies y Melvins como precursores de Nirvana y por ende del grunge, esa época estuvo abarrotada de artistas y álbumes que sin importar su origen mainstreamunderground comprendían tal calidad que al poco tiempo de haber salido ya se convertían en clásicos puesto que nunca cesaron de generar sentido independientemente de su éxito comercial.

Ahora que lo escribo siento una especie de revelación pues el mejor exponente de aquel momento no tiene nada que ver con lo alternativo que tanto me gusta, sino precisamente con lo (que para 1987 era) clásico, que me gusta por igual. Por supuesto, se trata del Appetite For Destruction de Gun's N Roses. Claro, la tranquilidad para hacer esta afirmación viene de la trayectoria comercial y crítica del famoso objeto de revisión, pero también del genuino gusto que le tengo. Desde que lo tomé en mis manos por primera vez (ya en disco compacto) presentí, sin saber, que se trataba, repito, de lo mejor.

Así sea a través de sus inmortales éxitos creo que todos en esa generación de juventud o niñez en los ochenta tenemos una historia con el Appetite. La mía tiene varios capítulos, por ejemplo, cuando solo escuchaba las menos reconocidas (es decir medio disco), cuando lo escondí en un clóset junto a los demás discos de GNR porque dedicaría mi adolescencia a música más seria y profunda, cuando ensayando con una banda de rock identifiqué el estilo de Steven Adler como referencia perfecta para la batería, el concierto en Medellín en noviembre de 2016 donde tocaron siete de sus temas y cómo no, sus actuales tres décadas de existencia, así que aquí sigo botándole corriente este clasicazo.

De las críticas especializadas compiladas en Wikipedia sobresale la del inglés Dave Ling quien criticó negativamente el disco recién estrenado, manifestando la típica sensación de escepticismo que emerge cuando una banda nueva está ganando mucha atención. En resumidas cuentas señala que aparte de Welcome To the Jungle y Paradise City el disco no propone nada nuevo. Que se trata de una copia de Aerosmith y de Hanoi Rocks. Y en esa acusación se explica en parte su grandeza: copia o no, estamos comparándolos con "los chicos malos de Boston" y la banda finlandesa que se encargó de llevar rock escandinavo al resto del mundo. De hecho, la otra comparación obligatoria cuando se habla de GNR, es Rolling Stones. Calculen. También los relacionan todo el tiempo con AC/DC. De nuevo, lo más grande en rock derivado del blues, del que el punk es el hermano menor.

Por cierto, recordemos que el punk es el ingrediente adicional con el que GNR se destacó en la escena del hair o pop metal californiano de donde surgieron. Punk en la actitud y en la imagen así como en la música y las letras (especialmente en la primera mitad o lado G): It's So Easy, Nightrain, mi favorita Out Ta Get Me y Mr. Brownstone. Punk en esteroides. Y era algo real pues según la bien conocida historia, ellos no tenían donde caer muertos cuando lograron sacar adelante este debut, obteniendo un verídico bagaje callejero que inspiró este primer golpe, solo que eran demasiado talentosos para estar al nivel de los Sex Pistols, de donde también se alimenta su propuesta. (En realidad, el equivalente punk de GNR son mis adorados New York Dolls...)

Y por milagros del destino se conformó GNR, justo como los mencionados gigantes del rock, es decir con cinco integrantes sobresalientes en su oficio. Un cantante y frontman tal vez solo superado por Freddie Mercury; un guitarrista líder con tanta actitud como Angus Young y aún más virtuosismo; un guitarrista rítmico de la escuela Keith Richards que compuso la mayoría de canciones; un baterista con golpe y groove envidiable (con el cencerro y el platillo china entre sus pocos juguetes); y finalmente Duff, ídolo personal sobre quien les he contado todo, salvo que su estilo en el bajo también está influenciado por el funk.

Todos conocemos e identificamos el único e irrepetible poder sónico del Appetite, fortalecido en el Lado R por My Michelle (ese arpegio inicial...), Sweet Child O' Mine (sin comentarios) y Rocket Queen (Wow). Creo que no hay gran cosa por agregar. Sin embargo, entre las otras críticas revisadas me encantó la de Jimmy Martin para el portal The Quietus en el aniversario 25. Allí menciona dos cosas muy interesantes, primero, que es el único disco bueno de la banda, y segundo, que Think About You, You're Crazy y Anything Goes evitan que el disco sea perfecto. Buenas apreciaciones. La primera la justifica señalando que en los Use Your Illusion perdieron el golpe de la sorpresa y sacrificaron el espíritu punkero al haberse convertido en los nuevos ricos del barrio, planeando su música para estadios, donde además, el cambio de Adler por Matt Sorum también influyó drásticamente. Y bueno, sin duda la versión de acústica de You're Crazy que se incluyó en el GNR LIES es mucho mejor, Anything Goes me gusta y posiblemente Think About You si sea mala, aunque con esa sola canción, ¿cuántos traseros no paterían hoy?

Pero bueno, por su mezcla de elementos rock, la magia de la alineación original sin el ruido de la fama en la cabeza, la combinación de agresividad y lado sensible de donde salieron varios de los temas más representativos del género, entre tantas otras cualidades, efectivamente hacen del Appetite For Destruction el mejor álbum de GNR, uno de los favoritos de la humanidad, el último gran exponente del rock clásico y también lo mejor de la transición de los años ochenta a los noventa.

¡Feliz aniversario!