Ya que sus álbumes fueron los primeros en atraparme como hasta entonces solo lo había hecho el rock, Los Chemical Brothers son la razón por la que empecé a respetar la electrónica. Es difícil describir los detalles que los hacen tan competentes es su oficio desconociendo sus herramientas y sus trucos, pero en todo caso a punta de adjetivos comunes encontraré el camino para alabar a Surrender, posiblemente su mejor trabajo.
Siempre dinámicos, es decir, aprovechando al máximo las oportunidades que el ritmo, el tempo, la métrica y el amplio espectro que las frecuencias electrónicas permiten dentro del homogéneo mundo del que vienen, los valores de producción de estos tipos son espectaculares. Voces hermosas, miles de adornos sonoros, capas que se van detectando con el tiempo, profundidad, así como la paciencia y la delicadeza con la que manejan la energía de la audiencia, le dieron a sus creaciones una personalidad gigantesca que se volvió primordial en la transición entre milenios, y que (aunque casi no) muchos pudimos comprobar en vivo. (Actos no homogéneos dentro de la electrónica son la excepción, claro. Diga usted, Aphex Twin)
Después de haberlo hecho tantas veces no sorprende que con un disco los Chem Bros lleguen a tener tantos temas ganadores en diferentes medios y espacios, pero con Surrender es la primera vez que lo logran a ese nivel, en aquel ajetreado 1999. Claro, ya se traían en el catálogo varias canciones inmortales, pero lanzarse una triada de hits como Out Of Control, Let Forever Be y Hey Boy, Hey Girl, es un hito audiovisual difícil de superar, con el que unieron tribus en su momento y con los que todavía alegran vidas y prenden fiestas en cualquier lugar del mundo.
Después del poderoso Dig Your Own Hole regresaron con esta obra maestra a pulir la fórmula, siendo aún más difícil percibir los samples que utilizan, en donde el sonido de bajos y baterías se eleva del funk clásico de Dj hacia un techno muy propio, y en donde además parecen haber sido bendecidos con la máxima iluminación psicodélica porque la cantidad de emociones que generan con sus atmósferas es fantástico. Me muero por cada segundo de Surrender pero siempre me llamó la atención el combo de la épica The Sunshine Underground, Asleep From Day (con Hope Sandoval de Mazzy Star en la voz) y la contagiosa Got Glint?. Entonces, sin un segundo que sobre o falte, o un corte que no esté perfectamente ubicado en la lista, este uno de los pocos discos perfectos de 1999. Una maravilla.
Feliz aniversario!