No creo que exista otra motivación para lanzar un álbum de ciento tres minutos distinta a disponer, precisamente, de ciento tres minutos de música genial. Por cantidad de participantes y de instrumentos, por complejidad musical, por duración, este es el disco progresivo de Nine Inch Nails, un fenómeno de calidad y cantidad que no sucede con frecuencia.
Con la llegada de la música en formato digital, anunciada estéticamente en esta obra, el valor del álbum fue revaluado en los primeros años del este siglo, inclusive por el mismo Trent Reznor, consabido perfeccionista quien fue el primero en descartar la posibilidad de emprender otro proyecto de estas dimensiones, y cuyos últimos estrenos -como NIN- han sido tres extended plays. Sin embargo, además de algunos eventos recientes que renuevan la vigencia de este formato, al funcionar tan bien en su totalidad, The Fragile es un ejemplo perfecto: Vivan los álbumes extensos.
Cuando se estrenó este álbum supe que Nine Inch Nails completaba su primera década de vida y que lo hacía de manera ambiciosa, a la altura de las expectativas post The Downward Spiral. Lo que se ahora, es que se trata de su mejor trabajo.
Feliz aniversario!
