Black Gives Way To Blue • Décimo Aniversario

Catorce años después de su oscuro y maravilloso álbum homónimo, Alice In Chains resucitaba en una realidad bastante distinta a aquella en la que fue desahuciada, y aunque para muchos había sido una de las bajas más sensibles de aquella era donde las guitarras eléctricas eran la ley, esto aconteció en el ambiente de menor expectativa posible. No solo me tomó por sorpresa sino que además necesité que mis colegas seguidores de AIC me reclamaran abordar esto de inmediato porque se trataba de algo grande. Y efectivamente, la importancia de este regreso se mide tanto en la calidad de este disco, como en la nueva década de vigencia que ahora cumplen, con tres excelentes entregas.

No extraña que hubiese pasado tanto tiempo teniendo en cuenta el espacio que dejó Laney Staley, pero claro, como la cabeza de Jerry Cantrell nunca iba a dejar de crear, si bien todo lo que pasó en esos catorce años fue un potencial nuevo álbum de AIC, para que Alice volviera se requería una certeza renovada en términos de música y letras, además del cuarto integrante con quien poder compartir las poco despreciables responsabilidades vocales. Claro, todo esto es acerca del viejo Jerry quien en el proceso lanzó sus trabajos Boggy Depot y Degradation Trip (pre y post muerte de Laney, respectivamente), en los cuales va aceptando la idea del socio perdido, pero quien, con toda la paciencia del caso, sigue saliendo adelante con la empresa.

El caso es que aprovecharon el legado construido pero propusieron una versión actualizada. En primer lugar, la elección de William Duvall resultó aprobada por la mayoría de fanáticos, inspirando confianza, sin tratar de imitar a Staley (bien complejo) sino siendo él mismo, un excelente vocalista que además ayuda con guitarra rítmica, que es indispensable en este caso. Desde lo sónico, seguro que esta Alice no tiene la misma chispa que en su juventud, pero cuando prestas atención, confirmas que más sabe el diablo por viejo que por diablo. La contundencia y la calidad permanecen, al mismo tiempo que Jerry sigue sumando unidades a la lista de sus mejores composiciones.

No puedo decir que soy admirador de Nick Raskulinecz, el ingeniero que inició carrera en Sound City Studios y que hoy en día es productor entre otros, de los últimos tres álbumes de AIC. Me imagino que el resultado que hubiera logrado Rick Rubin, Brendan O'Brien, Terry Date, o alguien parecido, podría haberme satisfecho aún más. Pero es una no es una queja, solo siento que AIC podría sonar un poco más sucio.

Aunque todo el disco es brillante, hay unas canciones que se destacan de inmediato por explotar el lado metalero clásico de AIC: los cortes 3, 5, y 7. Last Of My Kind, Looking In View y Acid Bubble, mis favoritos por heavy, por ser como una versión super-poderosa de la era grunge sin sonar noventeros. Las melodías, los riffs, magníficos. Además, nótese que son los temas más extensos, entre 6 y 7 minutos que ni se sienten, lo que demuestra un fino tempo y un gran nivel de composición. Claro, también trae rocks acústicos típicos de AIC, siendo el sencillo Your Decision el más importante.

Trapped in the cold outside - There ain't no shelter
And they want to force my hand - Until I take what I wanted - And break all their lies - And defeat the fucking liars
Smash all the temples - And crawl through the rubble - And cry to the fallen
I'm the last of my kind still standing - I'm the last of my kind still standing on the wall

Una de las novedades sónicas es lo que siento como una breve incursión en el funk metal. No es completamente ajeno a esta banda pero nunca lo habían manejado así como en el tote Check My Brain o en Lesson Learned, estilo en el que los riffs son sencillos pero volcados con tremendo éxito sobre el groove. Este tipo de canciones persistió en trabajos siguientes, por ejemplo Stone (2013) o So Far Under (2018). Por último, quiero hacer una mención al breve cierre con el tema que da nombre al álbum, en donde invitan a Elton John a tocar el piano, algo dramático y hermoso que es la dedicatoria final a Laney y que funcionó de maravilla.

Black Gives Way To Blue es una de las formas más hermosas en las que he visto (escuchado) superar un duelo y en ese paciente ejercicio radicó su éxito. Sin embargo, siento que es un trabajo ligeramente subvalorado. En todo caso, para mi este rock metalero fue muy valioso para enfrentar los trascendentales cambios del nuevo milenio y continúa siendo un material de pleno disfrute entre la música que me gusta, además de documento de consulta entre aquellos que exponen las grandes ligas del rock.

Feliz aniversario!