Diseñada por Roslav Szayboes, esta portada es un ícono en el heavy metal: Una mano sostiene una cuchilla de afeitar con el logotipo de la banda y con el título del álbum, basado en el nombre de una empresa siderúrgica británica llamada British Steel, en la que trabajó a temprana edad el guitarrista Glen Tipton [3].
Por: Mario Castro Gutiérrez
¡40 años de Acero Británico!
Si se trata de identificar una banda que represente en su integridad el concepto de heavy metal necesariamente se piensa en Judas Priest, pioneros por muchas razones (además de traer el cuero al metal...). Para 1980 el punk ya era cosa del pasado y el rock duro retornó a la radio, en gran medida, gracias al magnifico y victorioso British Steel, en el cual se hacen referencias explícitas, directas y contundentes al fenómeno del heavy metal en el Reino Unido y que en palabras de Ian Christe “comenzó a derribar todos los muros de opresión en el sentido amplio de la palabra”[1], una vez canciones como Living After Midnight y Breaking The Law, irrumpieron en las emisoras radiales. El metal resurgía ante del declive del punk y su declaración, fue precisamente este British Steel.
Con cinco discos en su haber, en ese momento los Judas ya eran veteranos del heavy y para muchos, responsables de desligar ese estilo del blues (bajo el influjo de Black Sabbath por casi una década), dándole una orientación más rockera y rápida con los instrumentos y con la voz. Esto coincide con su paso de gran banda de heavy a banda de estadios y arenas, así como con la anhelada conquista del mercado norteamericano, que se haría realidad un 14 de abril de 1980, con la publicación de este álbum, grabado en los estudios de Ringo Starr (The Beatles)[2] bajo el sello Columbia Records. Esta entrega ha sido considerada como una de los más importantes en la historia del rock y del metal, por varias razones.
Musicalmente, se aleja del blues agregando velocidad y pesadez. El baterista Dave Holland llega a reemplazar a Les Binks, cambio particularmente notorio por la incorporación del doble bombo en canciones como Rapid Fire al inicio del álbum. Ese detalle, claramente influenciado por Phil “Philty Animal” Taylor de Motörhead y su interpretación en el tema Overkill (1979), le permitió a Holland permanecer como baterista de los Priest hasta el Ram It Down de 1988. Al entonces novedoso detalle de percusión, se suman los armónicos duelos de guitarra de Glen Tipton y KK Downing, que a la postre serían perfeccionados y llevados al Olimpo por Adrian Smith y Dave Murray de Iron Maiden. Ese estándar de duelo guitarrero continúa imperando en el género que amamos y al que le rendimos devoción.
¿Qué decir de las voces? Rob Halford, el Metal God, rompió y cambió el paradigma en lo que a vocalistas de rock duro se refería, superando la era de las voces puras e incorporando dramatismo, voces operáticas, y una dinámica y profundidad totalmente diferente y desconocida para aquella época. Por estos aportes musicales, Judas Priest influenció directamente a todas las bandas emergentes de la New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM), y en especial a Iron Maiden, Saxon, Def Leppard, entre otras que adoptaron los armónicos de voces y guitarras creados por Judas Priest para sus fórmulas propias.
Aunque es un álbum al que no le cabe una mala crítica, esto no implica que algunos temas no destaquen más que otros. Además de Rapid Fire y Grinder resaltan: el primer sencillo Living after Midnight, pegadizo, con coro sencillo y accesible, con el que alcanzaron el No. 12[4] de las listas de popularidad en el Reino Unido, y con el que entraron al mercado norte americano[5]; y también el segundo sencillo Breaking the Law, reconocido hasta hoy como un himno imprescindible del metal (comparable incluso con Smoke on the Water de Deep Purple por su simplicidad compositiva y por su impacto en la cultura popular). Breaking... fue su primer videoclip, en el que armados con sus instrumentos, asaltan un banco con el único objetivo de robar un disco de oro del British Steel. Tal fue el éxito de esta pieza audiovisual, que el sencillo alcanzó (al igual que Living After Midnight), el No. 12[6] en las listas de éxitos del Reino Unido.
Con este hito discográfico Judas Priest evidenció que al metal se le podían incorporar elementos y sobre el cual se podía innovar. Prueba de ello se encuentra en la NWOBHM, pero también en todos las ramificaciones extremas del estilo que con mayor velocidad y dinámica lo hicieron uno de las escenas más fuertes desde los años 80 y hasta la actualidad. Así pues, sólo es posible cerrar esta nota expresando que se trató de un disco innovador y disruptivo que rompió los paradigmas de la primera década del metal, influenciando a todas las bandas clásicas y contemporáneas a las que rendimos tributo y que aún hoy, 40 años después, suena tan fresco, pesado y directo, como en 1980.
Feliz aniversario!
Aparentemente no hay material disponible en video del 80 en vivo...