(Excelente portada con la estética de las bandas grunge ochenteras)
Esta es otra de las obras maestras de los hijos del undeground ochentero americano, alternativa e independiente en todo el sentido del concepto, y con un potencial de popularidad inmenso que les permite codearse fácilmente con titanes de la época como Pixies, Jane's Addiction o Nirvana, con la diferencia sensible de que Fugazi fueron los únicos que se rehusaron a explotar su mina de oro musical, manteniéndose al margen de la industria y de los medios desde el inicio hasta el fin.
De hecho, de los temas abordados en Repeater, como las caras feas de Washington D.C., la crítica al sistema de consumo es muy marcada aquí, ocupando varias canciones de la lista como Merchandise, que es como un himno indie/D.I.Y: "We owe you nothing - You have no control" y la frase pre-Fight Club "You are not what you own"; Blueprint, que pareciera llamar la atención sobre la publicidad: "Never mind what's been selling - It's what you're buying - And receiving undefiled"; o Greed: "You wanted everything you needed - everything - is greed"; por nombrar algunas. Que el discurso sea falible o que no pueda haber real coherencia porque tengo un cd de ellos aquí al frente (que no recuerdo dónde lo compré), no me importa. Su poco o nulo afán comercial, que por cierto me hizo llegar tarde a esta historia por la baja visibilidad que mantenían, es suficiente para mi.
Ahora, la música es tan emocionante que uno ya está enamorado antes de empezar a revisar que es lo que están diciendo. Asumo que no soy la única víctima de amor a primera escucha aquí. Y de nuevo, antes de analizar porque suenan tan original uno ya está saltando o moviendo alguna parte del cuerpo en señal de conexión, como si fueras transportado a uno de sus conciertos. El análisis lo he visto escrito en varios lugares y es increíble volver al álbum e intentar dejar de contagiarse por la música para verificar que es lo que está pasando con el ensamble: con un empleo casi minimalista de acordes y notas, las guitarras atacan juntas con trucos noise, hardcore y normalmente fuera del lugar común, sobre una base rítmica espectacular.
Con los temas Brendan #1 y Joe #1, el álbum llama la atención sobre la magia de Brendan Canty y Joe Lally, que son el polo a tierra de las capas de guitarras y voces pegando por todos lados. Es fácil notar los bajos de Joe pues normalmente se muestran de primero para formar la columna vertebral de cada canción. Además, a su manera, tiene un toque funk delicioso que hace a Fugazi bailable (o si quieren, "pogueable" con una sonrisa en la cara). Estas cuatro cuerdas son mucho más generosas en notas y movimientos y le permiten a Brendan gran movilidad y dinámica en los tambores. Un momentazo del disco es Shut the Door, donde están narrando una historia famosa de sobredosis en la ciudad y de repente la canción se detiene y Joe sigue con esa línea de bajo que es una maravilla. Otro gran momento es la canción Repeater, donde el juego en el redoblante de Brendan es una delicia. UFF.
Es un trabajo impecable, perfecto si puede decirse tal cosa. Para referirme a algunos cortes más, oído a los armónicos iniciales en Turnover que abren el disco y son una belleza, Styrofoam que es una de mis preferidas por la energía tan tremenda que trasmite y también por el "We are all bigots, so filled with hatred, we release our poison" que me inspira a calmarme cuando me pongo intenso con alguna idea. Por último, Reprovisional, remake de uno de sus temas incluidos en el adorado 13 Songs, me deja ver que tal vez andaban más melódicos un par de años atrás, porque ahí está registrado clarito que también pueden lograr melodías hermosas. No obstante, hay considerable unanimidad entre la crítica y los fans acerca del Repeater como su mejor álbum. Eso quiere decir que las demás fortalezas que tenían son muy poderosas, además de todo lo mencionado, las dinámicas en intensidad, lo refrescante de tener dos vocalistas, entre otros detalles experimentales como escuchar un piano o que la batería termine siguiendo a las guitarras y no al bajo...
En fin. Otra de las razones por las cuales la transición de los 80 a los 90 es tan fascinante es el Repeater de Fugazi, efectivamente, una obra de culto. Volveremos sobre ella en diez años.
Feliz aniversario!