If Not Now, When? · Décimo Aniversario

Desde su portada If Not Now When? anuncia que se tratará de algo distinto, lo cual quedó confirmado poco después de su estreno con las críticas encontradas y con algunas reacciones de la audiencia como haberlo ignorado. Ahora, no recuerdo cómo llegué a él exactamente (pues en en ese momento mi único servicio de streaming era YouTube), pero para mí se convirtió en un ejemplo favorito de casos de quienes se atreven a evolucionar.

Al ser fanático de Incubus por tantos años, me queda fácil trazar un antecedente en el cambio de milenio. Recordemos que en 1997 estrenaron S.C.I.E.N.C.E., que considero uno de los mejores álbumes del funk metal (e incluso del nu metal), para poco después, en 1999, estrenar Make Yourself, en el que las baladas y los hits de radio daban cuenta de un marcado cambio hacia lo melódico y hacia el atractivo pop (por cierto, oído a la acústica Defiance que recuerda mucho a Drive). Claro que este cambio de enfoque generó algo de trauma para quienes les considerábamos metaleros en la onda de Korn, pero Make Yourself envejeció tan, pero tan bien, que mi admiración por ellos solo se fortaleció y paralelamente, su audiencia y alcance se disparó. Pues bueno, con este séptimo álbum de 2011 pasó exactamente lo mismo: la sacudida incomoda un poco la zona de confort, pero al final se renueva y acrecienta la admiración por estos genios.

Arranca el disco con violines y cuerdas producidos con un toque electrónico delicioso y en cuestión de un par de frases queda establecida la principal fortaleza del álbum: la voz de Brandon Boyd. Siempre ha sido un cabrón adorable y un cantante excepcional, pero esto es demasiado. Por supuesto que la popularidad de Incubus está directamente relacionada con Boyd, pero como aquí todos los instrumentos se han atenuado drásticamente en comparación con el resto de la discografía, la voz queda en el mejor primer plano posible.

A veces uno duda pero la interpretación pulida con intenciones de virtuosismo que los caracteriza, está presente, solo que más sutil, por esta razón If Not Now, When? tiene un segundo plano muy interesante: las orquestaciones, los teclados, los coros. Es tan musical que destaca de inmediato el trabajo del guitarrista Michael Einziger (el cerebrito) y el del DJ Chris Kilmore, quien aporta nuevos elementos. Por su parte, el bajista Ben Kenney y el baterista Jose Pasillas II (una gran influencia para mí), se compactan en forma de una producción de soul, R&B o funk, que está al nivel de lo que Bowie hizo con Nile Rodgers (de CHIC) en el álbum Let's Dance. Con esto quiero decir que aunque suave, es de alto nivel (en Adolescents, el primer sencillo, se les escucha "con toda" a ambos).

Además de lo anterior, hay una característica del disco que reconocí hace poco y es que tras ese toque electrónico que lo envuelve, siento trip-hop. El camino más fácil para entender esta idea está hacia la mitad de In The Company Of Wolves, que es la canción más larga y por ende una de mis favoritas, pero descubierto el detalle, puede notarse también en momentos como The Original (que al final se pone pesada a-lo-Incubus-clásico, del putas), o en Promises, Promises. Que gran disco. El cierre con Tomorrow's Food me recuerda mucho al A Moon Shaped Pool de Radiohead (que valga la aclaración, salió cinco años después).

Lo importante es que esto clasifica como una evolución (me recuerda al Gore de Deftones), pues se salen de su propio esquema y generan reacciones diferentes en los seguidores, que en mi caso son sorpresa y admiración. Sobra decir que como siempre, se les escucha esperanzadores e inspiradores, sin que esto implique que se guarden sus críticas (por ejemplo en Thieves), pero su energía sigue en el mismo templo: el del amor. Ahora, raro 2011 pues tengo pocos álbumes de ese año por celebrar, siendo éste el segundo al que me refiero en este 2021, tras el Let England Shake de PJ Harvey. Pero que no quepa duda: este es mi favorito de lejos. Gran detalle de Incubus este disco.

Feliz aniversario!