Master Of Reality · Quincuagésimo Aniversario

Entre todos los elementos que le han merecido la reputación de culto a Master Of Reality, el primero por el que lo identifico es por ser el precursor del metal alternativo. Entre el legendario grupo de bandas inglesas que definieron el metal a finales de los años 60 y a principios de los 70, Black Sabbath es la primera (que conozco) que le dio groove a la fórmula, particularmente en éste, su tercer álbum. Ese sabor fue definitivo en la explosión alternativa noventera y donde mejor puede apreciarse es en muchas de las bandas seguidoras de Sabbath, que como ellos, solo usan (o usaron) una guitarra. Esto pueden comprobarlo ustedes con sus artistas de metal de confianza: si usan una sola guitarra, posiblemente habrá una marcada influencia de Sabbath. (Seguro de Zeppelin también, pero Master... tiene más groove que los discos de Zeppelin).

Éste elemento lo he venido verificando tras años dedicados al metal alternativo, a través de Pantera, Faith No More, White Zombie o System Of A Down, quienes han rendido tributo explícito a esa influencia en diferentes covers de Sabbath, pero también lo verifiqué en la revelación que para mí fue el concierto de Sabbath en octubre de 2013 en Bogotá. Ahora, de ese groove también se originó todo un subgénero dentro del metal alternativo: el stoner, de donde salieron íconos como Kyuss, Clutch o Fu Manchu, bandas de una sola guitarra eléctrica y un bajo muy pronunciado, como lo dictó la escuela Geezer Butler/Sabbath, siendo el Master Of Reality, el capítulo más relevante de esa escuela.

Claro, no existiría el stoner rock sin el groove del Master Of Reality, pero tampoco sin la letra de Sweet Leaf, pues la estrecha relación que muchos seguidores del rock pesado en el mundo compartimos con la Marijuana, parte de aquí, lo que de paso nos lleva al otro gran valor agregado de Black Sabbath y su tercer álbum, que son sus letras. Recordemos que hace unas semanas también se celebraron los cincuenta años de la fracasada guerra contra las drogas, instaurada por la administración Nixon en los Estados Unidos, mientras los hippies resistían a la guerra de Vietnam y otros autoritarismos derivados de la Guerra Fría a punta de LSD y de Marijuana (y de Black Sabbath). Revisar la letra de Sweet Leaf es una tarea individual y si no lo han hecho, solo les adelantaré que es acertada, bienintencionada y profética. (Por cierto, hay otra banda de reputación en la escena stoner de Palm Desert, California, llamada Masters Of Reality, cuyo líder Chris Goss ha sido muy cercano a Queens Of The Stone Age).

Lo que escribí con ocasión del quincuagésimo aniversario del Paranoid, aquí.

Hablando de letras que cuentan la resistencia de aquella época, los Sabbath aprovechan la fama satánica que cargaban a cuestas para referirse a asuntos como la muerte y la maldad humana, liberados del juicio inquisidor religioso, como lo hacen en After Forever o en Lord Of This World, respectivamente. Sin ser las más profundas o poéticas, todas estas líricas son valiosas, abordando cuestiones filosóficas que siguen siendo relevantes hoy, como la oposición a la guerra en Children Of the Grave o el ambientalismo en Into the Void, tal vez los dos temas más importantes del disco.

Mientras tanto, con cada uno de los cuatro brillando en su instrumento, así como brilló la producción y el registro en estudio, la propuesta musical es fenomenal. Embryo y Orchid, las dos instrumentales del álbum, muestran una interpretación en guitarra como medieval, que recuerda otros estilos heavys como el power metal, frecuente en Alemania, Escandinavia y alrededores. En esa misma onda acústica está Solitude, que intercaladas con las cinco "pesadas", le agregan dinámica y musicalidad al álbum. En todas las reseñas encontrarán anotado que todas las cuerdas en el álbum están afinadas más graves, algo que impulsó el maestro Tony Iommi (aparentemente por ergonomía) y que por ensamble, Geezer Butler tuvo que adoptar también, trayendo un sonido grueso y contagioso que ayuda a consolidar las afinaciones graves en el universo del metal, como la Drop D, que también dio paso a estilos como el slugde y el doom a lado y lado del Atlántico, y a fenómenos como Melvins o Electric Wizard.

Así, aun sin entrar en otros detalles e historias que traen los treinta y cuatro minutos de gloria eléctrica que conforman Master Of Reality, en términos de relevancia lírica y musical, ratificada década tras década por medio de tantas otras bandas que me gustan, quería probar que su estatus de culto es indiscutiblemente merecido. Al menos para mí, sigue siendo un disco cuya capacidad de sorprenderme y divertirme, no se agota. Cincuenta años después, sigue uniendo e inspirando a músicos y a rebeldes de todas las nacionalidades, así que sumo mis respetos a los de todxs lxs demás.

Feliz aniversario!