Teniendo en cuenta que primero fue ofrecido gratuitamente de forma digital y luego salió en formato físico (yo me apunté a ambas), no es raro encontrar distintas fechas de lanzamiento para The Slip, pero en todo caso es por estos días que cumple su primera década, oportunidad para recordar que en 2008 no solo se estaban consolidando las nuevas formas de consumo cultural sino cómo Nine Inch Nails se adaptaba a ellas para continuar siendo un proyecto relevante en este milenio. Para esto voy a comentar sobre la reseña de Stephen Thomas Erlewine de Allmusic pues desde entonces él ya había escrito lo que yo ni siquiera había aclarado en mi cabeza.
Este breve álbum fue compartido por Reznor justo después de haberse liberado del lastre de Interscope Records que lo ataba a las formas del Siglo Veinte y también tras lanzar semanas antes su extraña colección de instrumentales Ghost I-IV, lo que de entrada significaba muchísimo sin ni siquiera referirnos a la música pues estábamos acostumbrados a esperar años por su nuevo álbum.
Musicalmente es su obra más básica, como si se tratara de una banda de garaje que usa la misma fórmula una y otra vez, con temas cortos, sencillos y sobre todo divertidos. Es un capítulo para disfrutar de ese aspecto rockero que siempre ha estado allí pero cubierto por inmensas capas de sonido, de complejidades rítmicas, por piano a lo que marca y por la profundidad característica que amamos. Y funcionó muy bien, no seré el más objetivo en esta materia pero me gusta de veras.
The Slip marca esa importante transición hacia poder estrenar música sus propios términos, con la frecuencia, contenido y precio que se le diera la gana, lo que su vez lo liberó de su propio perfeccionismo y nos liberó a algunos de ser ese tipo de fanático quien alega que no han lanzado un álbum decente desde The Fragile (menudo rollo pretender una obra de ese calibre otra vez...). Y así fue como el Nine Inch Nails actual lanza series de Eps de cinco cortes cada uno, cada seis meses, y levanta el billete vendiendo mercancía de su hermosa marca y reventando como siempre con sus impresionantes presentaciones en vivo, de modo que no tiene que depender de la miseria monetaria que tu plataforma de streaming favorita les reconoce mensualmente por su trabajo.
Feliz aniversario!
Fue muy sabroso ver en esta alineación a los músicos Robin Fink (de regreso) en guitarra, a Josh Freese en batería y a Justin Medal-Johnsen en bajo.