Otro de los fenómenos interesantes de la transición de los años 80 a los 90 fue Danzig, respetado exiliado de la leyenda del horror punk americano Misfits, quien se 'abrió de ese parche' con todo su ego, su poca paciencia y su condenada voz, a construir algo más elaborado que empezó como la super-banda Samhain y que al fin se consolidó bajo la forma de este debut homónimo, absoluto favorito de quien aquí escribe y de muchos rockers alrededor del mundo.
La transición Misfits-Danzig es otro ejemplo del post-hardcore, donde quienes fueran pioneros del hardcore en los 80 decidieron abordar la última década del Siglo XX evolucionando su música. Así como Fugazi y Rollins Band fueron más sofisticadas y menos veloces que Minor Threat y Black Flag, respectivamente, Glenn Danzig hizo lo propio. Eso si, a diferencia de los mencionados ejemplos, aquí toman un camino de rock duro muy cercano al metal (y al blues), especialmente lento y muy heavy. Ahora, basta recordar los virtuosos y rápidos lanzamientos del metal en 1988 para reconocer a Danzig como una perfecta alternativa, materia prima precisa para ser producida por el gurú Rick Rubin, quien en esa época andaba ocupado precisamente capturando este tipo de actos para estrenarlos bajo su sello.
En cuanto a lo lento y lo heavy respecta, recordemos que en 1991 Metallica rompió el mundo con su Álbum Negro, dejando atrás una década del speed/thrash que los había hecho leyenda y adoptando la forma de metal mas lenta posible. Hasta el día de hoy James Hetfield pregunta al público en los conciertos "que si quieren heavy" justo antes de tocar Sad But True, efectivamente su canción más heavy y más lenta. Ahora imagínense de donde surgió tal inspiración... Por cierto, aunque sin crédito oficial, Hetfield apoyó el canto en Twist Of Cain y Possesion. No es sorpresa pues Metallica nunca ha desperdiciado oportunidad para homenajear a Misfits, es decir que también a Danzig.
Y así, en esa onda heavy y lenta este disco nos hace conectar el gusto por lo oscuro (tan prolífico en los 80), sin la densidad de lo extremo. Por el contrario, con pocos ingredientes, sabias pausas, e intervenciones muy medidas en los instrumentos, hacen esto muy digerible sin sacrificar su legítimo espíritu diabólico. La imponente y hermosa voz de Danzig que siempre merecerá un capítulo aparte, protagonisa esto recordando una especie de reencarnación maléfica de Jim Morrison (legado de grandes frontman). Esto, sobre el bajo de su amigo Eerie Von, la sola guitarra de Jhon Christ, y los tambores de Chuck Biscuits, que ensamblados entregan esta tanda de contenido rock arquetípico, en lo sónico y también en lo visual (amo la portada, la amo).
Recordando como suelo hacerlo, de que se trata de una pieza sólida de principio a fin, muero por las campanas al final de Twist Of Cain, como empatan con Not Of This World, la delicadeza de She Rides, mi favorita Soul On Fire ("Gotta wait - On the samhain of my soul - Gonna bring your world - Down in fire"), el doble bombo en Am I Demon y en The Hunter, el sentimiento en Mother, los coros de Possesion, el arpegio y el punteo de End Of Time, y por último lo contagiosa que es Evil Thing. Una obra maestra llena de groove para azotar la melena a bajo tempo con la 'mano cornuta' bien arriba.
Feliz aniversario!