Clandestino • Vigésimo Aniversario

Me resulta indispensable empezar esta reflexión recordando a Mano Negra porque es fantástico como Manu Chao logró resumir la complejidad y versatilidad de aquella orquesta (una de las mejores exponentes de fusión del folclor mundial con rock), en esta versión minimalista que si bien carece de su complejidad instrumental, le aporta a su concepto un toque elevado y psicodélico grandioso, anunciando de paso la forma en que se haría la música en el nuevo milenio. Esto no me simpatizó mucho al principio pues siempre me ha costado trabajo aceptar el cambio, pero con cada año que pasa aplaudo más esta obra maestra.

El revuelto folclórico latino que siempre ha movido a Manu terminó consolidándose en esta propuesta de indie-pop con la que vibramos miles, desde seguidores del reggae, hasta seguidores de las tendencias del norte mexicano. Claro, siempre hay varios a quienes no les simpatiza Manu ni su música, pero me gusta creer que eso obedece al desconocimiento de los respetables antecedentes de este proyecto, entre los cuales se encuentran mil viajes hacia el corazón de la música de muchos países (incluyendo Colombia, por supuesto, entre otros medios, en tren desde Santa Marta hasta Bogotá), de donde se nutre esta música y su "infinita tristeza", porque seguro esos viajes son tan hermosos como tristes, conforme se observan tantos olvidados, tantos clandestinos. Efectivamente, Clandestino es de lo triste que hay en música. Y vale agregar mamerto, porque detrás de la tristeza se mantiene el discurso de resistencia fundamental en toda esta historia.

En cuanto a la música, esto tiene unos elementos fundamentales y otros itinerantes. La base fundamental y más virtuosa es el bajo. Un bajo como de ska, como de vallenato, muy respetable, que además permanece igual en vivo cuando, con el "soundsystem" llevan las tranquilas canciones del disco hacia ese reggae-hardcore que los hizo una sensación en concierto. Excelente esa diferencia tan marcada entre el estudio y el escenario.

Todos los otros elementos, muy sutiles, se repiten en loops muy a-lo-electrónica, alcanzando gran dimensión a medida que aparecen y desaparecen de una forma medio onírica. El uso de samples y grabaciones es un espectáculo nostálgico y político. Nostálgico por tratarse de mil detalles culturales del Siglo XX (incluyendo películas que no he podido rastrear hasta mensajes de sus amigos grabados en su máquina contestadora), y político por la fuerte carga ideológica (destacándose las sentidas intervenciones del Subcomandante Marcos). Ésto, traído a las puertas del nuevo milenio (1998) demuestra una influencia del hip-hop con el que poco relaciono a Manu Chao, pero que tiene sentido si pensamos en lo popular de su música. De nuevo, anunció la muerte del rock y lo que estaba por venir en el consumo musical de las masas.

Así pues, los instrumentos no son protagonistas. La guitarra por ejemplo, es un elemento rítmico y repetitivo que solo sube de nivel en pocos momentos como en aquel estilo flamenco, remembranza de Mano Negra, en La Luna y el Sol. Los instrumentos son ambientales, atmosféricos y armónicos, alimentan el viaje y el paisaje, pero en función del maravilloso panorama sonoro y psicodélico que es el personaje principal. Nótese que, como en vivo, el álbum es en gran parte una sola pieza en el que se difuminan la mayoría de transiciones entre cortes. La voz sobre el bajo es lo que queda de un análisis musical. Y al perder importancia los instrumentos gana importancia el panorama sonoro, algo difícil de entender en su momento, pero que ahora tiene perfecto sentido.

"Dame un café.
¿Quieres café mi vida?
Si.
¡Pues sírvetelo!"

Pensaría que el mejor tema es Mentira. Como a lo largo del álbum, entre más repetitivos son los detalles, más dimensión alcanza el tema, aunque de entrada uno pensaría lo contrario. Esta dinámica alcanza tu cerebro y tu espíritu de manera muy especial. Todos los otros adornos sonoros que aparecen, como en un sueño, te marcan emocionalmente (noticias sobre el cambio climático, instrumentos de vientos, el punteo de guitarra flamenca, el sample de "La Llorona del Trío Montealbán"). Una absoluta belleza.

Así las cosas, alejándose bastante del rock (en estricto sentido) este es uno de los discos más interesantes de la música en español en la década de los noventa, diría principalmente que por vanguardista y por enterrar con tanta elegancia el recuerdo de una de mis orquestas favoritas de toda la vida. Gracias Manu.

Feliz Aniversario!

https://youtu.be/He8p0Eva9