En el 99 el rock estaba sonando pesado y con el S.C.I.E.N.C.E esta banda se movía como pez en el agua. Aún con un par de temas suaves y el limpio registro de Brandon Boyd, Incubus no tenía nada que envidiarle a Rage Against the Machine, Primus o Limp Bizkit en intensidad o calidad. Con ese segundo álbum se consagraron de inmediato como campeones del funk metal y de hecho, puede que sea la banda mas virtuosa de todo ese combo. Tal vez alguien lo vio venir, pero en todo caso estaban para cosas más grandes en términos de alcance y con Make Yourself, su tercer álbum, tomaron rápido la decisión de transitar a un nuevo territorio en el nuevo milenio, con una fórmula que no solo continuaría entreteniendo a quienes crecimos en el nuevo metal, sino también cautivando a audiencias más delicadas, mostrándonos a ambos grupos las bondades del otro.
Al principio me costó porque el cambio es abrupto, al menos en su momento lo fue. Aquí se desmarcan de aquel universo sonoro al que Ross Robinson nos había acostumbrado y contratan a Scott Litt como productor, que se hizo famoso por ayudarle a R.E.M a construir algunos de sus mejores discos. Pero en mi caso la duda no duró mucho, porque la tercera vez que lo escuché para cerciorarme de mi aparente frustración, terminé enganchado. Poco a poco fui entendiendo que cuando musicalmente hay solidez, la fórmula puede mutar y prescindir de elementos que inicialmente parecían esenciales. Y en este caso, resultó que Incubus estaba enfocando su virtuosismo en la composición y no tanto en la interpretación instrumental. Y de todas formas, hasta en las baladas, hay pequeñas dosis constantes de pesadez noventera que recuerdan su capacidad para hacerlo, como el cierre Out From Under, que es tremendo bloque de poder.
Para los que conocen este álbum saben cuan pulido y profesional suena esta vaina. La voz en primerísimo primer plano, surfeando todo el ensamble casi que de forma sacramental. La guitarra de Einzinger en una perfección casi robótica. Mientras que el recién llegado DJ Kilmore, quien los acompaña desde entonces, da una profundidad como espacial al disco, con su acercamiento atmosférico a los tornamesas. Igual, estos dos dejan espacio para que la contundente base rítmica de Dirk Lance y José Pasillas II, domine con todas las de la ley. El décimo corte, Battlestar Scralatchica, en la misma onda instrumental de Magic Medicine en el S.C.I.E.N.C.E, es una excelente oportunidad para dejar a un lado la voz y las letras, y concentrarse en lo buena que es la banda (aunque por un momento el scratching del invitado Cut Chemist acapare toda la atención)
Y bueno, estos temas hablan por si solos. Los hits Stellar, la acústica Drive, y Pardon Me son de otro planeta (3 grandes éxitos en un mismo disco!). Tal vez hayan perdido el sentido por todo lo que sonaron en radio, pero hace poco estuve viendo la deconstrucción que hizo Rick Beato de Pardon y es sorprendente que hayan tantos detalles ganadores en una sola canción. Mi favorita siempre ha sido The Warmth porque me llega al corazón y porque el puente me fascina, sobre todo rítmicamente. La que da nombre al álbum es otro temazo y aquí hay que anotar que todas las letras son magníficas. Sanas, bien intencionadas e inteligentes. También me encanta Clean y el regreso de la percusión a mano de Boyd.
Sin duda, por la maestría con la que le dieron atractivo pop al rock y al metal, además de encontrar a esta banda en plena forma y confianza, hacen de Make Yourself uno de los mejores discos de 1999, favorito personal y recomendado para siempre. Feliz aniversario!