Como les decía el año pasado, una de las cualidades de PJ Harvey es ofrecer algo nuevo con cada álbum que estrena. En 2010, el turno fue para Let England Shake, su octavo trabajo de estudio con el que nuevamente me tomó por sorpresa, no solo con los sonidos sino también con el concepto, pues propone unas letras novedosas para todo lo que había hecho hasta el momento. De hecho, no he llegado a querer este disco como quiero los anteriores, lo que poco a poco viene pasando pero para este décimo aniversario, aunque no lo puedo llamar mi favorito, puedo compartir las excelentes calificaciones que le han dado.
A ver, Let England Shake habla de Inglaterra en la Primera Guerra Mundial y sus secuelas al día de hoy, de allí surge su gran cuota de tristeza y el uso de elementos de pop barroco como instrumentos de viento, xilófonos, entre otros. De nuevo, me parece extrañísimo escucharla cantar sobre esto, porque no lo había hecho antes, pero en todo caso tiene mucho sentido pues la historia de esa isla de imperialistas es la que originó tanta música que nos gusta. Por ejemplo, se me ocurre mencionar The Wall de Pink Floyd: odié cuando Roger Waters incursionó en política de manera explícita con la banda, pero The Wall es un álbum maravilloso que me encanta y así pasó a la historia.
Dicho esto y recordando que esta intención política continuó en The Hope Six Demolition Project (2016), Let England Shake es uno de los mejores ejemplos de la versatilidad de PJ Harvey como artista. Me encantan: The Last Living Rose por la guitarra; On Battleship Hill por su infinita tristeza y por esas voces elevadísimas y fantasmales; o Written On the Forehead, que incluye un sample de Blood & Fire, original del jamaiquino Niney the Observer, que además de ser inesperado y que pareciera "no pegar" en la canción, recuerda la era trip-hop de PJ.
En todo caso, no perderé chance de seguir elogiando a esta mujer ni a su trabajo, ni tampoco de continuar enamorándome de sus álbumes aunque me tome unos años hacerlo.
Feliz aniversario!