La connotación religiosa de ciervo sagrado (y de sacrificio en el título en español), sugiere una gran pista sobre la exploración de la culpa en este nuevo thriller del director griego Yorgos Lanthimos. En mi caso quedé satisfecho con el resultado pues me parece sabroso reflexionar sobre ese ancestral elemento de dominación social, sobre todo en una puesta en escena así de exquisita.
Entiendo que la inverosimilitud del planteamiento genere emociones encontradas y que el desenlace de la historia resulte algo frustrante, pero no importa, el propósito de sumergir por ciento veinte minutos al espectador en la culpa prevalece. Además, un punto a favor del terror psicológico en general, que bien se expone en esta obra, es crear pesadillas fuertes de manera sutil, con mínimo empleo de violencia, sangre y estallidos de volumen.
Entonces, como me gustó su tema, la creciente sensación de suspenso y todos sus aspectos técnicos, creo que esta película es otro acierto de este creador audiovisual con el que fortalece su estilo y su filmografía. Recomendada.