Ultramega OK es acerca del grunge primigenio, de esos rockeros que mezclaban tanto elementos del metal como del punk, que usaban temas rápidos y otros lentos, con gran energía y un sabor de garaje muy característico. Claro, este álbum es de los pocos que alcanza a trascender un poco el alcance local de esa legendaria escena americana, por los respetables logros musicales de Soundgarden en los años que siguieron, pero también porque aquí se documenta un evidente talento bruto de sus integrantes: el alto registro de Cornell, la pesadas y certeras extremidades de Cameron, la ecléctica guitarra líder de Thayil y la competente interpretación de su primer bajista Hiro Yamamoto.
Para muchos familiarizados con el Soundgarden noventero esto será sin duda un gusto difícil de adquirir, pero para los fanáticos es un evento sentir esta versión casi adolescente de ellos que eran muy inteligentes rítmica y melódicamente. Así, muchos momentos logran anunciar lo que iba a acontecer tiempo después: la deliciosa Flower, la pesada Beyond the Wheel, la grungerísima Mood for Trouble (y su curiosa guitarra acústica), la hipnótica versión del blues Smokestack Lighting, inclusive la Sabbathera de seis minutos Incessant Mace...
Pero además de esos detalles sonoros, por su ubicación y por su influencia Ultramega OK es otra ficha clave para completar el panorama musical de 1988, uno de los años más interesantes para el rock en el siglo 20. Así las cosas, tal vez sin pena ni gloria, pero pero aquí dejo estos tres párrafos con ocasión de los treinta años del primer álbum de mis adorados Soundgarden.
Feliz aniversario!