Hay varias cosas por reconocer tras ver Niña Errante: primero, la constancia de Rubén Mendoza quien ha continuado realizando películas con frecuencia. Al menos con esta ya suma cinco largometrajes de ficción, lo que considero un esfuerzo importante pues es el principio de una industria (así sea pequeña). Segundo, con este último trabajo consolida un estilo que ya es un sello personal (por ejemplo, los recorridos por Colombia). Tercero, que es un drama íntimo al que no le ubico un antecedente en el cine nacional, es decir que me parece algo novedoso para nuestro cine, y por último, que sea una película sobre mujeres. Claro, el abandono masculino también es protagonista, pero narrado desde lo femenino (eso me recuerda a la renombrada Roma de Cuarón). Y lo mismo aplica para su equipo de producción pues aunque la obra está escrita y dirigida por Mendoza, además del decente reparto, la fotografía, el montaje y la música estuvieron en manos de mujeres.
Ahora, desde lo técnico solo tuve problemas con el audio. Entiendo que el sonido (ambiente) es parte de la narración de lo errante, pero si me queda la sensación de que a veces entra en conflicto con los diálogos, lo cual no es chévere. Por cierto, problemas con el audio es un defecto generalizado del cine en este país.
Pero en términos generales Niña Errante es otra de las películas colombianas recomendadas.