Por: Natalia Franco
Stone Temple Pilots. No 4. Octubre 26 de 1999
Hay que aceptarlo: el video es rarísimo, siniestro, con teletubbies gigantes y Buffy The Vampire Slayer (¡que vivan los 90!) pero eso no le quita mérito a la canción. Se trata de Sour Girl, el quinto tema de No. 4 (Stone Temple Pilots, 26 de octubre de 1999) y que llegó a ser el primer y último Billboard Hot 100 hit de la banda (No. 78). Es una canción romántica, con una vibra muy retro, única, completamente distinta a su sonido usual, dedicada a la ex-esposa del cantante Scott Weiland, i.e., Jannina Castaneda, con quien sostuvo una relación caótica (como todos los aspectos de su vida) y un agrio divorcio. Lo que más cautiva de esta pieza, aparte de la voz aterciopelada y bluesera de Weiland, y su tono triste y melancólico, es el bajo inolvidable de Robert DeLeo, que se pone la canción en los hombros y la lleva hasta el final con elegancia, así como el pegajoso coro que dice What would you do?/ what would you do if I follow you?/ What would you do? I follow. En alguna parte leí que la melodía era parecida a Michelle de The Beatles, puede que si…
No 4., el cuarto álbum de la banda (duh!) se pasea por varios géneros musicales y no se contenta con ninguno en particular. Es más rock que grunge, pero menos pop que grunge. Las canciones rockeras (No Way Out, Glide) tienen guitarras poderosas y atrevidas (y hasta un poco de psicodelia) que no le cierran la puerta a canciones más pop y mellow como Sour Girl y I Got You. Hay que tener en cuenta el contexto del año 1999 en el que el grunge ya no estaba en su momento cumbre (bye bye Nirvana y Soundgarden) y había sido “remplazado” por las boy-bands, el hip-hop y el rap, de tal suerte que no es raro que la banda haya estado abierta a otros sonidos al momento de grabar este álbum. En esa mezcla extraña, Down y Pruno parecen ser las canciones más Grunge (con G mayúscula) del disco y que suenan al STP que conocemos, al de siempre. En ese grupo también se puede incluir a Heaven & Hot Rods.
Mención especial merece la canción Atlanta, una balada rock honesta, nostálgica, que puede que hayamos escuchado antes (¿Morrison? ¿Bowie?) proveniente de otra época y que no arriesgue mucho, pero que deleita el oído con su sonido limpio y su honestidad, y se conecta con el corazón con sus preciosas armonías vocales. Es la forma adecuada de terminar el disco y en que Weiland prueba una vez más el gran instrumento que es su garganta.
No. 4 no es perfecto pero hay más de una razón para honrarlo, oírlo y celebrarlo 20 años después de su lanzamiento. A través de él se puede sentir lo que la banda estaba sintiendo y la intensidad de las luchas que Weiland estaba enfrentando en su vida con su adicción a las drogas (sí, No Way Out, estamos hablando de ti). A mí personalmente me parece el mejor de la banda, y nadie nunca me va a convencer de lo contrario.
Después de todo esto, ¿a alguien le queda duda que los Stone Temple Pilots son una banda versátil? No lo creo. Además, ya que se acercan las fiestas de fin de año, No. 4 es un buen disco para poner en reuniones familiares. Lo digo porque hay una canción para todos los gustos. En algún punto de la noche, alguien dirá: ésta me gusta.
Feliz aniversario!