El terror es una apuesta agradecida en taquilla pero no deja de ser un reto asustar al espectador con buenas historias, más aún en el subgénero zombie donde además de saberse hacia dónde va todo, el tema ha estado tan visitado en éstos últimos años que queda muy poco espacio para sorprender. Tal vez por esto el éxito de producciones como Shaun Of the Dead o Zombieland, donde suplieron con comedia el agotamiento de la fórmula. En fin, siempre se podrá hacer una buena peli de zombies (por ejemplo, la coreana Train To Busan de 2016), pero no es una tarea fácil.
Para la muestra The Dead Don't Die de mi estimado Jim Jarmusch, a quien me gustaría defender en estos párrafos ante las bajas calificaciones y bajo desempeño comercial, pero la verdad que su entrega pasó sin pena ni gloria pudiendo haberlo hecho. Me encantó la locación, la atmósfera tenebrosa, los zombies clásicos (lentos), el humor y la crítica social (como peli de zombies que se respete), pero creo que tanto reparto de estrellas disipa su contundencia. Sin dejar de ser divertido verlos en pantalla, me atrevo a decir que pudieron haberse sacrificado varios roles (Tilda Swinton, Selena Gómez, Danny Glover, Steve Buscemi...), para hacer la película más corta y más enfocada en la psicología y la metaficción del dúo principal, Bill Murray y Adam Driver. Todavía no se que pensar de Tom Waits...
La disfruté pero levemente. Leves risas y leve angustia. Creo que fue un desperdicio de posibilidades.