En este segundo intento de Primus la producción es más concisa que en Frizzle Fry, favoreciendo la apreciación del discreto virtuosismo que los caracteriza. En primer lugar, las guitarras se silencian de manera considerable, por lo que son muy frecuentes las estrofas sin el genio de la experimentación Larry LaLonde. Esto dirige tu atención -aún más- hacia Les Claypool, que según los créditos aquí emplea su bajo eléctrico de 4 cuerdas, un contrabajo (evidente en los primeros segundos del disco), y un bajo fretless de seis cuerdas. El segundo gran elemento de la producción es la batería, a cargo de Tim Alexander, quien además de hacer sonar prácticamente casi todos los juguetes que conforman su amplio set, muestra tres elementos claves a lo largo del disco: el platillo china; el redoblante bien templado; y los bombos, que con mucho ataque y menos resonancia, revelan la influencia de Pantera en gran parte del rock rudo de la época.
Por cierto, aunque en dosis muy medidas, creo es el disco en que más doble bombo le escuchamos a Primus, por ejemplo, en Sgt. Baker y Jerry Was A Race Car Driver, temas cortos con pasajes agresivos que muestran gran parte del espíritu del álbum y sobre todo de su lado A. Recuerdo que en su momento fueron esos toques metaleros los que me atraparon ipso facto, aunque hoy en día me deslumbro más con el lado melódico y progresivo que inicia con American Life, que destaca tanto por la crudeza de su letra -desplazando al humor y a lo inverosímil que normalmente mandan la parada en este universo-, y por esa incríble guitarra que acabo de caer en cuenta es MUY "David Gilmour". Por lo 'progresivo' está Eleven, cuya métrica en 11/8 recuerda esa admiración que le tienen a Rush y que por momentos puede sentirse al escuchar a Claypool cantar mientras toca unas líneas de bajo complejas, así como su héroe, don Geddy Lee.
Ahora, cómo logran atrapar tanto con una propuesta tan rítmica y con las guitarras en un segundo plano, es una cuestión única e irrepetible que hace parte de la magia que amamos los seguidores, pero pensando en estas ideas que han traído estas tres décadas transcurridas, quiero enfocarme en el lado B que es lo que ha atraído mi atención en los últimos años. Básicamente, ese lado se compone por:
- Tommy the Cat: Una de las canciones más famosas y aplaudidas de Primus, por divertida, por la colaboración de Tom Waits como Tommy the Cat, por el bajo que aparentemente es el más complejo que Claypool ha grabado, por el doble bombo, por el groove, entre otros detalles. Una maravilla.
- This Damned Blue-Collar Tweekers: La canción cuya memorable interpretación fue escogida para la recopilación en CD de Woodstock 94. Recuerdo que al principio no me mataba y ahora es de mis favoritas. El solo inicio con la "alarma" hecha por la guitarra y cómo se unen el bajo y la voz todas en ritmos distintos, es espectacular. Ahora, la guitarra adquiere protagonismo, dándole un toque de rock alternativo especial, que por cierto recuerda el truco a-lo-Pixies y Nirvana de hacer las estrofas muy suaves y los coros explosivos. Brillante canción sobre la clase media baja gringa.
- Fish On: El segundo capítulo de las "Crónicas del Pescador", la épica de 7:40 minutos, cuyo riff de bajo está rayado en los más profundo de mi cerebro, que podría escuchar en repetición para siempre. Muchos tambores y pocos platillos. Amo.
A la fecha, sigue siendo uno de los álbumes más populares de la banda y con toda la razón. Sus canciones pegajosas, su humor y delicada complejidad evitan que se agote. Es un clásico. Así, volviendo sobre 1991, junto al The Reality of My Surroundings de Fishbone estrenado en abril, junto al Blood Sugar Sex Magik de los Peppers estrenado en septiembre, Sailing the Seas of Cheese es segundo hito del funk metal de ese año, maravilloso estilo que se alcanzaría la prominencia comercial junto a todo lo alternativo en aquella gloriosa década. Mis respetos siempe a este tremendo disco.
Feliz aniversario!