Interesante experiencia cinematográfica Los Conductos, primer largometraje (de 70 minutos) del director colombiano Camilo Restrepo, con el que se ha ganado un par de premios en el extranjero, entre ellos un Oso de Oro en el Festival de Berlín (categoría Best First Feature Award). Según se lee en las entrevistas que desde 2020 ha dado a propósito de esta obra, hay una intención experimental clara de obligar al espectador a atar cabos y sacar sus propias conclusiones, lo cual puede tener dos impactos posibles: o la premias (como hicieron en Berlín), o quedas algo insatisfecho (como quienes la han calificado en IMDB).
Los Conductos te lleva a la rutina circular de Pinky, un basuquero (o adicto al crack) en las calles de Medellín, y al momento en que la interrumpe para escapar hacia un surreal camino del héroe en el que se revela un retrato muy particular de Colombia y su violencia. Hacia la segunda mitad surge una historia paralela que me gustó mucho en la que Pinky pareciera encarnar al payaso Tuerquita, quien se hizo famoso por su trabajo en la televisión colombiana y también por su caída en el oscuro mundo del basuco, del que casi no sale vivo.
En el ejercicio inevitable de darle sentido y linealidad a la historia noté influencias de Jodorowsky, de Pulp Fiction y también recordé algunas películas nacionales como 'Que Viva La Música!' (2015), entonces, sí siento que el director tiene potencial para próximas entregas muy contundentes, y seguro sus posibilidades de financiación se ampliarán bastante así como la posibilidad de armar equipos técnicos más grandes para delegar más funciones creativas.
