Últimamente he insistido en la regla general según la cual esperamos que con cada entrega, nuestros artistas favoritos vuelvan a darnos otra dosis de la fórmula con la que ya nos conquistaron (por ejemplo, Deftones). A veces, la fórmula va cambiando sutilmente a lo largo del tiempo (por ejemplo, Queens Of the Stone Age) y como excepción, algunos artistas han tenido la habilidad de cambiar con cada estreno (como, Radiohead, Nine Inch Nails, Björk... al menos en varias oportunidades), selecto grupo en el que se encuentra PJ Harvey, quien nos ha sorprendido tanto con sus discos que podríamos otorgarle nivel Bowie de consagración.
Como mi admiración por esta mujer llevaba entonces cinco años, mi primera sorpresa fue Is This Desire? (1998), un disco bajo la estética del trip-hop que lo hizo muy vigente en su momento, pero en ese cambio de milenio que llegaba, en el que las guitarras eléctricas empezaban su tránsito a un segundo plano, ya no había estilos claros con los cuales cobrar vigencia, lo que se demuestra con la singularidad de los grandes álbumes lanzados en el año 2000. En ese movido panorama que me tomó años superar, estaba viendo televisión y me encontré el video de Good Fortune. No podía creer los cambios en su look ni en su sonido y allí mismo, la admiración se volvió adoración.
(Si la ven, díganle que la amo)
Que el disco esté construido a partir de guitarra, batería y bajo, me facilitó la conexión instantánea (la apertura con Big Exit es impresionante en ese sentido). Esa forma de banda no se sentía tan clara desde Rid Of Me (1993), pero esta vez hay una atmósfera exquisita que lo cambia todo. Eso se debe a una labor de teclados y de producción envidiable que logró junto a sus compañeros Rob Ellis y Mick Harvey, haciendo de este uno de sus mejores trabajos, sino el mejor. Para los fanáticos, el encanto de Stories From the City, Stories From the Sea es evidente, pero además, recuerdo haber presenciado varias veces cómo estas canciones llamaron la atención de personas que habían pasado toda la década de los 90 desentendidos de su música.
Como se trata de un disco perfecto, premiado e incluido en todas las grandes listas de popularidad, todo se ha dicho al respecto pero los invito a pensar en su lado B, que inicia con This Mess We're In, majestuosa colaboración junto a Thom Yorke quien paralelamente nos rompía la cabeza con el recién estrenado Kid A, continuando con la hermosa balada en ritmo 3/4 You Said Something, y con la poderosa Kamikaze, uno de los momentos más rockeros de su carrera (casi heavy). El cierre es con mi triada predilecta: el tercer sencillo This Is Love (rockerísima pero con el veneno en los teclados), la espectacular Horses In My Dreams (que pareciera sacada del To Bring You My Love) y We Float, donde va una cuota recargada de voz que por supuesto, ha sido el plato fuerte de todo el disco. (El bonus track This Wicked Tongue si no nos tocó por estas tierras...)
Esta firme intención de continuar cambiando con cada nuevo capítulo de su discografía, le ha permitido a nuestra adorada Polly Jean vigencia y adaptación en el cambio de milenio y a lo largo de las tres décadas que lleva activa. No obstante, creo que nunca ha igualado la sorpresa o el encanto que generó con Stories From the City, Stories From the Sea.
Feliz aniversario!