Como les conté para el aniversario del álbum Apple de Mother Love Bone, por definición, el grunge es una mezcla de metal y punk que se desarrolló en la segunda mitad de los años ochenta. Esto no es fácil de identificar pues cuando esta expresión underground se volvió la sensación popular iniciados los años 90, quedaba más la etiqueta que grunge propiamente hablando. Sin embargo, hay discos de los tempranos 90 que registran parte importante de lo que fue ese renombrado estilo, como el Bricks Are Heavy de L7.
Al revisar la entrega anterior, el Smell the Magic de 1990, uno nota el talento crudo de este cuarteto, el mismo ímpetu, el mismo groove, los tremendos riffs y las frescas voces de Donita, Jennifer o Suzi, pero sobretodo, se nota una diferencia abismal en la producción, lo que nos lleva inevitablemente al productor Butch Vig, sin querer restarle mérito a mis adoradas L7, protagonistas de esta historia. A propósito, una vez probada su la efectividad con honores, aquí aplicaron la misma técnica que le permitió a Nirvana transitar de la crudeza del Bleach a la dominación mundial del Nevermind.
Ahora, ver a estas mujeres abrirse espacio a codazos en una escena claramente colonizada por hombres, les mereció mucho respeto y simpatía, entre otras, de personas como Mike Patton de Faith No More o Mr. Brett Gurewitz de Bad Religion, con quien compusieron juntxs, así como de Nirvana, para quien abrieron parte de una gira mundial en 1993, además de beneficiarse del merecido apoyo de Kurt Cobain a las mujeres durante su carrera, entre ellas, a su esposa Courtney Love y su banda Hole, a L7 y a muchas otras heroínas del movimiento riot girrrl que dio impulsos importantísimos al feminismo, cantando a favor del aborto, en contra de la violencia contra la mujer y sobre todo, echando abajo el antiguo ideal de mujer que cada vez se hacía más insuficiente para la realidad.
Aunque me encantan sus discos, por ejemplo el Scatter the Rats de 2019, pareciera que no hay forma de superar al Bricks Are Heavy, el que captura el mejor momento de la banda con los mejores recursos disponibles. Uno analiza el sonido y los detalles y en realidad es impecable, por supuesto en momentos muy pop como Pretend We're Dead, pero también en cortes agresivos como Shitlist, canción que por cierto vino a acrecentar su grandeza al ser incluida en la banda sonora de Natural Born Killers en 1994.
Así pues, cualquier búsqueda que supere las noticias más obvias del grunge o del rock alternativo en los años 90 los conducirá necesariamente hacia este álbum, una muestra ideal del espíritu de la época, así como un éxito feminista y comercial recibido con brazos abiertos por la crítica y por las audiencias. Mucho amor para Dee, Donita, Jennifer y Suzi en su gira de celebración del trigésimo aniversario de este disco, uno de los mejores de 1992.
Feliz aniversario!