Sobre: 'Videodrome'

Calificación9
Violencia, el cuerpo en lo virtual y el control de la información: Videodrome sigue más vigente que nunca y sorprendiendo cuatro décadas después, por eso es un clásico de culto de nuestro respetado David Cronemberg.
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El año pasado estuve buscándola para repetirla y curiosamente alguien muy solidario anunció por redes unas carpetas compartidas con varias películas, entre ellas, Videodrome (1983) de nuestro respetado David Cronenberg (si tienen cuenta en Google, tal vez pueda hacer lo mismo por ustedes). Como es usual, esa hora y media que duran varios de sus clásicos, se me pasó muy rápido y también, me dejó sorprendido con la profundidad de la historia y con su estilo para el horror de ciencia ficción. Ahora, como parte de la experiencia consiste en perder el control sobre qué es real y qué una alucinación, puede resultar menos nítida que otras entregas pero en todo caso, merece su estatus como una de las favoritas del director y por ende, un clásico de culto.

Si después de verla quieren revisar los temas de Videodrome desde lo académico les recomiendo este artículo, pero en resumen, uno de los temas es la fascinación con la violencia (morbo) y su impacto social, actual como siempre en ejemplos como el porno y los discursos construidos sobre las muertes que nos dejan a diario las guerras y la represión estatal. Un segundo tema tiene que ver con la frontera entre el cuerpo humano y la máquina, vigente en la virtualidad que continúa su fuerte avanzada y por último, el que más me mueve en esta era del populismo autoritario: el control de la sociedad a través de la información, que no es novedoso pero que usualmente lo encontramos en las distopías, que no es este caso. Dicho esto, calcule usted la profundidad del asunto.

Música excelente por el compañero de mil batallas Howard Shore, toda una escuela de efectos especiales con el maestro Rick Baker (famoso también por The Exorcist (1973) y An American Werewolf in London (1981)), un James Woods puesto a prueba en un personaje que lucha contra diferentes estructuras ocultas así como contra su propia locura, y una Debbie Harry muy punk al habérsele medido a este rol tan agresivo, empacan las ideas de Videodrome en una paquete irresistible que sigue funcionando cuatro décadas después y quién sabe por cuantas más. Aplausos nuevamente a Cronny.