Estábamos en plena luna de miel con el debut cuando salió Life Is Peachy, otro momento perfecto en un 1996 que seguía sorprendiendo con todas las vertientes con las que se abordaba el metal. Ahora, siento que hasta aquí se mantuvo la magia original con la que Korn (junto a Ross Robinson) atrapó mi atención y por la que los respeto todavía: los graves riffs y pequeños efectos armónicos de Head y Munky en guitarra (de siete cuerdas), sostenidos por los golpes en la quinta cuerda del bajo de Fieldy (muy funk metal) y potenciados por el hábil David Silveria en batería. (Fragmentos de toda esa maravillosa época quedó registrada en el VHS Who Then Now?)
Rompiéndola en el inicio con Twist recordamos que toda gran banda tiene un gran vocalista. Las resistentes cuerdas vocales de Jonathan Davis son nuevamente protagonistas de principio a fin. El redoblante, uno de los elementos clave del nuevo metal, se puede apreciar muy bien en el minuto 2 (y luego en el 3) de Chi. Para detallar la batería en general escojo el tranquilo episodio Porno Creep, que además revela el encantador estilo del entonces joven Silvera. Ésta a su vez, hace de introducción al tote Good God, una de las más solidas (¿qué tal los gritos a partir del minuto 2:27?), seguida a su vez por mi favorita, Mr. Rogers.
Otro bloque importante de creatividad y entendimiento entre los integrantes de la banda se demuestra hacia el final que también es digno de remembranza: la genial Wicked con Chino Moreno, el impecable hit A.D.I.D.A.S. (y su videazo), la divertida Lowrider, y la poderosa Ass Itch. Korn en perfecta forma.
Sin duda estamos ante un disco contundente y dinámico hoy en día, pero en su momento fue mucho más que eso, fue otro capítulo de una de las influencias musicales más fuertes de los 90, de acuerdo a la cual muchos queríamos vernos y sonar, otro capítulo obligatorio del novedoso metal que estos pelaos de California ayudaron a formar. Un gran momento musical.
Feliz aniversario!