No pensé que iría a ver vigesimoquinta entrega de esta longeva y clásica franquicia del cine de entretenimiento, pero los buenos comentarios me llevaron a la sala de cine y aunque el despliegue de acción es tan marcado que es difícil referirse a otra cosa, no pensé que tendría que pronunciarme pero si alcancé a notar algunos detalles que vale la pena reconocerle a los creadores de No Time To Die.
Si bien la historia lleva nuevamente a James Bond a salvar a la humanidad de una nueva y tecnológica amenaza, logran llevar la exageración de este universo a proporciones más manejables. Por supuesto que su automóvil y su reloj de pulsera lo seguirán sacando de grandes aprietos, pero pareciera que los personajes son un poco más vulnerable a las balas, que el servicio de inteligencia inglés comete errores y duda del sentido de su patriotismo (bien Ralph Fiennes), y por supuesto, que no todos los finales son felices.
Compartido hace un mes aproximadamente, este meme revela otro aspecto interesante de No Time To Die relacionado también con medir la exageración: la marca quiere actualizar su discurso y para eso, se alejan de las "chicas Bond". Así, Nomi (interpretada por Lashana Lynch) es la nueva 007, Bond no tiene ningún romance con Paloma (interpretada por Ana de Armas) y sobre todo, el casting de Léa Seydoux como la doctora Madeleine Swann me pareció finísimo, pues me parece que como actriz y personaje representa más que una cara bonita. No extraña que en el guión (screenplay) haya estado involucrada la inglesa Phoebe Mary Waller-Bridge reconocida por su serie Fleabag.
Me gustó el trabajo del director Cary Joji Fukunaga a quien conozco por la primera temporada de True Detective, credencial que respeto bastante y que traté de validar en esta nueva experiencia con algo de éxito. Básicamente, me gustó como sufrieron el drama los personajes principales, incluyendo a Lyutsifer Safin (interpretado por Rami Malek) y también, hubo un plano secuencia de acción tremendo hacia el final que me dejó impresionado. En los demás minutos (la poco despreciable suma de 163) es difícil identificar su estilo pues proteger la unidad de la franquicia es un propósito de estas puestas en escena que puede chocar con el sello personal de quien dirige, pero si alcancé a notar su toque.
Nótese la participación en el proyecto de dos figuras importantes de la industria de las series de televisión: Waller-Bridge y Fukunaga. Para ir cerrando, además de valorar a todos los técnicos y profesionales que hacen posible un derroche de acción de este calibre, cómo no reconocer la musicalización por Hans Zimmer y esa hermosa canción que cantó Billie Eilish para el tema de la película y que suena durante los elaboradísimos créditos. En conclusión, nos han cumplido con la cuota de entretenimiento, con la de actualización de James Bond y así, Daniel Craig acaba su era por lo alto. Recomendada.