Aprovechando que está disponible en Amazon Prime y que no la había visto, vi Dune (1984) antes de ir a ver Dune (2021) y la experiencia fue bien interesante: si bien la narración es prácticamente la misma, las posibilidades de producción de cada época le dan unos valores especiales a ambas puestas en escena que vale la pena disfrutar. Claro, aguanta simpatizar con la ciencia ficción y con las películas largas para medírsele a ambas.
Con el documental Jodorowsky's Dune de 2013 pensé que la adaptación al cine de la novela Dune sería algo fantástico pero después de revisar estas dos películas, producto de dos reputados directores como David Lynch y Dennis Villeneuve, entendí que tal vez la novela plantea más grandeza en la forma que en el drama o en los personajes, y está bien, hay historias de ciencia-ficción con las que uno se identifica con más fuerza (12 Monkeys, 1984, Blade Runner, Alien, etc.), pero igual creo que los productores no se equivocaron con Duna: este universo vale la pena verlo en pantalla grande.
Cómo Lynch tuvo que desarrollar la mayoría de sus escenas indoors y haciendo uso de efectos tan clásicos como el chroma key (pantalla verde), mientras que Villeneuve aprovechó mil espacios abiertos y nuevas tecnologías, genera una diferencia en diseños, iluminaciones y dimensiones dignas de comparación, también la manera en que resolvieron detalles como la oscuridad de la Casa Harkonnen, los escudos de protección personal de los Atreides, las naves, los ejércitos, etc. De nuevo, asuntos de forma y por eso lo fantástico es la dirección de arte en ambos casos.
Finalmente, el afán porque Paul encuentre a su chica y reivindique a su familia en el renombrado planeta desértico es exactamente igual en los dos casos, así como la posibilidad de que te aburras en el proceso. Entonces, si están en el ánimo indicado, este viaje a Arrakis vale la pena tanto en 1984 como en 2021.