Tras el gran Tales From The Punchbowl de 1994, regresó Primus con el Álbum Marrón. El solo título vuelve a introducirnos de inmediato a su divertido universo de música medio delirante, temas incómodos, rimas ridículas y excelentes chistes malos que los seguidores siempre llevamos en la memoria y en el corazón.
Este nuevo capítulo tocó un tema sensible que fue el reemplazo del baterista Tim 'Herb' Alexander por el joven Brian 'Brain' Mantia. Claro, por su virtuoso rol el primero hacía parte integral de Primus, así que la expectativa por dar la talla con el cambio era grande. Pero en la primera escuchada, pasado el cómico discurso de apertura The Return of Sathington Willoughby donde tocan una música marcial de acompañamiento (demente, por supuesto), queda claro que la interpretación de la batería no es un problema, de hecho es magnífica en su propio estilo, sin querer replicar la original. Es obvio que para lograr la 'curul' tras los tambores y platillos en esta banda se requiere mucho talento y Mantia lo logró destacándose corte tras corte con su punch, por ejemplo en la percutiva Camelback Cinema.
No conozco la historia en detalle así que no se qué tanto tuvo que ver lo anterior con el resultado final, pero en Brown Album hay un evidente exceso de sonido, exceso en las cuerdas del bajo y en los pesados golpes de Mantia que hieren tus oídos. Esta producción estallada hecha por ellos mismos realza los niveles sónicos más allá de lo sugerido por el protocolo y el sentido común. Decisión definitivamente intencional, tal vez haya sido una respuesta al pesado panorama de la música alternativa de la época o tal vez haya sido un error no contratar a un productor para el efecto, pero en todo caso ése es carácter de esta obra y nada como una obra con carácter. (Esto me recuerda al Raw Power de Iggy & the Stooges).
Aparte de la mencionada novedad en batería que se incluye de manera obligatoria en cualquier reseña sobre este disco, quedaría rescatar los otros dos instrumentos y la capacidad de composición de Les Claypool, quien revisita sus creaciones permanentemente (Sathington Willoughby aparece por primera vez en el debut Frizzle Fry, por ejemplo) y quien durante los años noventa completó un generoso catálogo de temas que aquí se amplía otro poco. Aunque no haya ninguno particularmente famoso en esta grabación (aún siendo Shake Hands With Beef un excelente momento para presenciar en MTV a finales de esa década), el Brown Album es otra tanda de geniales ficciones, compendio de dramas callejeros y personajes extraños e insignificantes, además de los característicos ritmos y melodías dignas de un gran compositor.
Por su parte, que gran espíritu experimental el de Larry LaLonde en guitarra, siendo Coddingtown la única canción 'normal' donde el riff principal (metalero) lo provee este instrumento. Además me encanta como Mantia 'apaga' los crashes con sus manos, así como el contrabajo tocado con arco. Buen tema.
Y ya entrado en esa materia, aquí hay bastantes detalles tanto para el seguidor como para quien aprecia la música popular con tendencias progresivas. La armonía de cuerdas en la intrigante Fisticuffs, unión del riff de bajo y guitarra (y el punteo) en Golden Boy, la elegante Over The Falls tocada en 3/4 y en contrabajo, la bonita Hats Off... Si bien la primera mitad contiene los temas más conocidos, el lado B cuenta con un grandioso momento musical con el pegajoso groove circense y funk de Puddin' Taine, seguido por la rápida y animada Bob's Party Time Lounge, y rematando con Duchess and the Proverbial Mind Spread, un tema complejo y con un solo de batería muy acertado.
Su sonido estallado me impide calificarlo como impecable (no solo lo digo yo, lo dicen las vistas en YouTube, por ejemplo), pero ténganlo por seguro que hasta el elevado cierre con Arnie, Primus lo hace de nuevo: otro viaje de bajo, guitarra y batería inolvidable, compendio de funk (y hasta jazz) metal endemoniadamente divertido en lo musical y en lo lírico, y ciertamente muy representativo del fin del siglo 20. Buena chicos.
¡Feliz aniversario!