El inagotable éxito de la aplanadora bailable Rock Lobster es buen punto de partida para analizar esta propuesta porque a lo largo del disco se revive ese estilo rock n' roll clásico que siempre transporta a una pista de baile, algo que se perdería poco después en los oscuros mundos del underground ochentero y sus formas extremas. Imagino que muchos rockers a través de la historia debieron haber sentido envidia de ensamblar riffs de guitarra y batería así de contagiosos como estos (sin mencionar viéndose así de atractivos...).
Otro elemento maravilloso de este proyecto es la frecuente comunicación entre las agudas voces de Kate Pierson y Cindy Wilson con la gruesa de Fred Schneider, un ejercicio melódico y armónico muy poderoso que recuerda tanto a un taller de coro, como a raperos turnándose las rimas, lo que me resulta irresistible.
Sin duda el Lado A es más fuerte que el B, pero el disco logra surfear la fórmula en sus cuarenta minutos sin fallar, cosa que no volvieron a lograr porque si bien los B52's están llenos de hits inmortales como Private Idaho, Mesopotamia o Good Stuff, una colección como esta nunca volvió a acontecer. La galáctica introducción de Planet Claire efectivamente parece de otro planeta (más inteligente que este), 52 Girls podría vencer a los Ramones en su momento más musical y Dance This Mess Around es una de mis favoritas entre todas las canciones del mundo por su dramatismo y por su delicadeza instrumental mientras vocalmente superan cualquier expectativa.
Así pues, tras el banquete new wave que entonces brindaban los pioneros Talking Heads y DEVO, los estadounidenses se anotan otro punto antes de terminar los años setenta con esta cereza sobre el pastel, esta otra belleza de álbum en ese selecto combo de bandas de ciudades extrañas, guitarras sin distorsión, frecuentes teclados, activa participación femenina y estética exquisita. Se trata del debut de B52's, otro glorioso capítulo de la música popular del Siglo XX.
Feliz aniversario!