Los años noventa fueron bien atareados para Primus, pues se la pasaron dando lo mejor de si para hacernos felices creando horas y horas de música de buena calidad. Cerrando esa década y poco después del estallado y divertido Brown Album, regresan con una de las entregas más interesantes de su carrera y es el Antipop de 1999. El nuevo metal había infiltrado amplias esferas del mundo del rock y el respetado trío no fue ajeno al fenómeno, pero lo abordó de una forma muy inteligente. Seguro la energía e intensidad del baterista Brian "Brain" Mantia, con quien trabajaban en un larga duración por segunda vez, favoreció el experimento porque efectivamente se trata de su disco más metalero, algo que tal vez no hubiesen logrado con Tim "Herb" Alexander pues su acercamiento al ritmo es más progresivo. Pero en fin, lo curioso del trabajo es que aquí participan varias celebridades como productores y músicos dándole una dinámica y un valor agregado muy especial, al inconfundible ensamble de Primus.
Con Matt Stone (de South Park y The Book Of Mormon) producen Natural Joe, que es una sabrosa y divertida narración clásica de personajes extraños de Claypool. Con Fred Durst (de Limp Bizkit) producen Lacquer Head, que en las estrofas parece tranquila hasta que llegan los coros y queda inscrita de inmediato entre las más pesadas, por supuesto sintiéndosele lo básico y letal del nuevo metal, en una historia sobre el lado más crudo de la adicción. Con el bacán de Stewart Copeland (de The Police) producen Dirty Drowning Man, una fina canción llena de semicorcheas en el hi-hat en donde también canta Martina Topley-Bird (famosa entre otras, por sus colaboraciones con Tricky).
En cuanto a participaciones musicales tenemos a varios guitarristas: con Tom Morello (de Rage Against the Machine) escribieron y produjeron Electric Uncle Sam, Mama Didn't Raise No Fool y Power Mad, funk metal del más puro y seguramente las únicas letras con contenido político explícito que se le han escuchado cantar a Claypool (¡por favor atención al riff de batería en los coros de Power Mad!). Y ojo a esto, uno de los platos fuertes es la épica Eclectic Electric, que logra mezclar la marcada influencia de Roger Waters en Claypool con thrash. Cuando el tema explota en la parte II (Sanity Is Coming To Town) después del minuto 4, las guitarras que se escuchan son nada más ni nada menos que Jim Martin (ex-Faith No More) y James Hetfield (de Metallica). El cierre es con el lamento circense en ritmo 3/4 de Coattails of a Dead Man, con Tom Waits en mellotron y voz (y otra vez Martina en los fantasmales coros).
Solitos los tres también se mandaron unas aplanadoras como Greet The Sacred Cow y The Final Voyage of the Liquid Sky, que los muestra comodísimos metaleando, o la divertida y saltarina The Ballad Of Bodacious, sobre el toro más chingón del rodeo (nunca cambien por favor). Pero sobre todo, el tema que le da el nombre al álbum que es mi preferido. El ritmo y las baterías son dementes pero en realidad no se sabe que es mejor pues Larry está demostrando su mejor control en punteos y riffs, turnándose el espectro sonoro con Les, quien pone a prueba su vocecilla burlona cantando con fuerza mientras mantiene ese motor insuperable de bajo. Fenómeno. El Antipop por cierto, es una idea interesante sobre la época que se desarrolla en esa letra y en la portada. "I am the Antipop, I'll run against the grain 'till the day I drop..."
Tal vez esto haya pasado ligeramente desapercibido por estas tierras y tal vez no sea tan bueno, como el mismo Claypool ha señalado, pero para este humilde servidor que formó su carácter en esa época, se trata de un favorito personal, casi de culto, quien lo considera por supuesto, de lo mejor del extraño 1999.
Feliz aniversario!
Oído a la canción escondida: un remake de su tema The Heckler. A continuación, Claypool cuenta un poco sobre la creación del disco en un lanzamiento en Tower Records en San Francisco: