En los recientes 30 años del debut homónimo de Danzig les conté todo sobre lo que este proyecto significa para mi: un novedoso metal ralentizado para superar el thrash ochentero y favorecer la "alternativización" que marcó los años 90; una conexión profunda con el blues que enlaza décadas de rock norteamericano (hasta ahora siento esa influencia explícita desde el L.A. Woman de The Doors (1971) hasta el The Pale Emperor de Marilyn Manson (2015)); y por supuesto, la grandiosa voz de Glenn, cantando sus atormentadas pero finas letras con una pasión que le dan todo el sentido a su salida de Misfits. Pues sea esta la segunda de tres veces que repetiré esto porque esa primera triada de Danzig es la materialización de esa misma gloria.
Efectivamente, la velocidad es un recurso que apenas se usa en la inicial Long Way Back From Hell, para atraparte de inmediato con ese fascinante relato sobre el inicio de los pactos diabólicos en una América que parece ya muy lejana. Ahora que analizo el tempo, siento una conexión con el ritmo cabalgado de Iron Maiden (que en todo caso es lento al lado de mucho metal extremo), pero para el segundo corte, Snakes of Christ (que parece salido del primer álbum), queda claro que estamos en groove Danzig, es decir perfecto para un show de striptease. Su espectacular riff, por cierto, parece haber influenciado My Own Summer de Deftones, y su letra parece resumir la película Ágora de Alejandro Amenábar (2009). Que guitarras tan rudas, cada punteo es un éxtasis.
Entrémosle a este video porque es dirigido por Anton Corbijn...
A partir de allí, el disco se adentra en el blues hasta hacerlo explícito en I'm the One, quedando solo la voz y dos guitarras sin distorsión. Esa exploración continúa interesante en 777, que pareciera haber influenciado las interpretaciones sureñas de Jack White y así, también es inevitable sentir fuertes vibras Zeppelinianas, homenajeando todos los mitos de brujería en el rock. La otra que se sale del molde, es la sensacional balada en 3/4 Blood and Tears, que estoy seguro le sacó lágrimas a todos los héroes caídos del hair/glam metal ochentero.
Todos los otros cortes en clave Danzig, son perfectos, (Killer Wolf, Tired Of Being Alive, Under Her Black Wings Devil's Plaything, Girl), te hacen desear vender tu alma al diablo para poder cantar con esta voz (o al menos cantar mal ebrio en un coro de hooligans en un bar de mala muerte). Es realmente irresistible. Me atrevo a asegurar que esta contundencia tiene mucho que ver con la producción de Rick Rubin, quien también tiene crédito aquí, pues estos tempranos capítulos de Danzig son sin duda platos fuertes del sello American Recordings.
Así pues, esta es otra pieza clave de 1990, un manual de conexiones íntimas con las décadas, con los estilos, la estética y todo lo que compone el concepto rock. Lucifuge significa alejarse de la luz, un rito vigente por siglos que todavía podemos celebrar dedicándole 50 minutos a esta música. Tremendo álbum.
Feliz aniversario!