"Black Rebel" se trata de la sociedad entre Robert Levon Been y Peter Hayes en las cuerdas (en bajo y guitarra, respectiva y usualmente), cuya comunicación y dinámica les permitió convertirse en exponentes importantes del relevo del rock en el nuevo milenio. Casi siempre, encuentras el bajo en frente, como en un primer plano, casi punteado, mientras que la guitarra está rellenando el ambiente con riffs complementarios y muchos efectos. Con esta propuesta, que me resultó muy valiosa en aquella época de cambios drásticos, aparecieron de repente para ocupar un lugar propio que les hacía reconocibles y solicitados (atención a la favoritas Spread Your Love para hacerse la idea).
Comparados o confundidos frecuentemente con una banda británica, ya sea The Jesus & the Mary Chain o los Stone Roses, por ejemplo, es claro que hay un sonido especial aquí que no los identifica con California (donde se formaron), sino con otra tradición rockera. La constante atmósfera, construida según la escuela noise clásica, pero también el contagioso beat que acompaña, hace que el concepto B.R.M.C. sea oscuro pero extrovertido, atractivo para quienes disfrutan de la densidad pero también de lo melódico y delicado (Awake es un buen ejemplo de ambos elementos).
Este estilo requiere tiempo, por lo que hacia la mitad del viaje las canciones se alargan hasta llegar a los 7 minutos de duración, empalmándose unas con otras con coros y voces de fondo que te hacen perder la noción de la canción en que vas y que completan la inolvidable personalidad del disco. Por supuesto, controlan muy bien la velocidad para dejar que esta sociedad, que también es vocal (ambos cantan), se destaque. Por eso, la batería se mantiene básica pero gruesa y contundente, muy Beatles, ejemplo refinado que se me ocurre ahora. También se escuchan en la mezcla sutiles detalles de percusión, ya sea la pandereta marcando el ritmo (como en la increíble White Palms o en la pasmada Rifles) o a veces una cargada conjunción de platillos que ayuda al profundo panorama sónico. Buen trabajo del inglés Nick Jago en el ritmo.
Ahora, como muestra de versatilidad, el tercer corte What Happened to my Rock N' Roll (Punk Song) se alinea con la tradición rock de este lado del Atlántico. Recuerdo que con ella nos enloquecieron a muchos aquí en Bogotá cuando cerraron una noche de Rock Al Parque hace años. Lucen, se mueven y comportan como rockers en el clásico sentido del concepto y en parte por eso fueron una sensación en vivo. Por cierto, mi favorita va justo antes: Red Eyes and Tears, tremenda canción (véanla tocada en el Glastonbury 2002 que les dejo aquí abajo).
Tal vez la crítica tenga otra opinión pero creo la mayoría de fans coincidimos en que este fue su mejor intento discográfico. Los cuatro siguientes que lanzaron también son impecables y frescos, por lo que no es raro conflictuarse al respecto, pero no nos enredemos, esta debería ser la puerta de entrada a este universo, al menos para quienes consumimos álbumes. De hecho, Muse, The White Stripes y The Strokes son referencias obligatorias de 2001 y de las nuevas caras que se estaban encargando de las guitarras eléctricas en el nuevo milenio, pero es imperativo tener presente a los Black Rebel Motorcycle Club, quienes completan aún más aquel panorama con este debut que merece la máxima calificación posible. Si no han escuchado esto, por favor procedan.