El éxito del thriller policiaco está en la habilidad para contar el trayecto del detective en su ejercicio mental y físico para resolver un crimen o misterio. Ahora, si se trata de una serie, esa habilidad debe enfocarse en mantener el suspenso por más horas y premiar con sorpresas constantes a la audiencia. En este propósito, The Sinner ha sido una empresa exitosa y para esto ha sido definitiva la última temporada, corrigiendo las falencias de la tercera y logrando el mismo impacto de la primera, que fue muy exitosa.
Desde que inicié con The Sinner, la veo como la respuesta de Netflix a True Detective de HBO, competiendo fuertemente por plantear los detectives más humanos y atormentados, ubicados en nuevas ciudades y locaciones que se salen del lugar común. Ahora, con esta nueva entrega Netflix empieza a ganar el pulso, tanto por haber estrenado una nueva temporada como por su calidad.
Y en cuanto a calidad se refiere, el actor Bill Pulman merece un buen reconocimiento por su consistente interpretación del ya retirado pero siempre obsesivo Harry Ambrose, quien arriesga todo por cumplir su propósito y redimirse. Por supuesto, todos los aspectos técnicos están a punto, pero básicamente, es genial como desde la escritura, la dirección y el montaje, organizan y dosifican la reconstrucción de los eventos objeto de investigación, sorprendiéndote capítulo a capítulo, en un universo donde no hay certeza sino hasta el cierre. Todo un ejemplo de un buen thriller policiaco.
Pensé en adelantarles algo sobre una de las tramas subyacentes pero arruinaría parte de las sorpresas, entonces prefiero abstenerme. En todo caso, si les provoca romperse la cabeza junto a un detective, bien puedan entrarle a la última de The Sinner. Si retoma parte de la historia de la tercera temporada, pero no es indispensable haberla visto.