Aunque el tráiler no me resultó tan provocativo, siguiendo el propósito de consumir cine nacional y aprovechando la ventaja de vivir cerca de la Cinemateca de Bogotá, tomé la sabia decisión de ir a ver La Roya, de la cual salí muy satisfecho y optimista. Desde el plano secuencia inicial en aquella espectacular locación donde acontece gran parte de la historia, copié rápidamente la intensión del director y la habilidad de su equipo técnico para llevarla a cabo.
Como a la salida de la sala escuché que algunas personas (jóvenes) continuaban sin entender el título, valga aclarar que la Roya es una enfermedad fitosanitaria de vieja guardia, famosa en algunas épocas por ser la malvada protagonista de masivas campañas que buscaban proteger la producción de uno de nuestros productos agrícolas estrella: el café. A propósito, estando tan globalizado este producto, creo hoy en día lo imaginamos servido en elegantes comercios alrededor del mundo antes que en su lugar de origen: en fincas cafeteras de la compleja y maravillosa geografía colombiana, universo explorado aquí de manera espectacular.
Pero como se sugiere discretamente en el póster, lo importante en la escena no es la enfermedad de las plantas sino la social, la dicotomía rural/urbana como uno de los impactos de esta engañosa carrera hacia el desarrollo. Por supuesto que no se trata de un drama nuevo pero sí me resultó novedoso, ya sea porque no se haya abordado con frecuencia o con el lujo con el que lo hicieron aquí. Recuerdo muchos detalles de realización que me encantaron como la cámara orbitando sobre el personaje, los truenos, el arte, la fauna; mientras que por el lado dramático, me identifiqué sinceramente con varios dolores de nuestra idiosincracia nacional que se tratan de manera sutil y efectiva.
En resumidas cuentas, demostraron un óptimo uso del lenguaje cinematográfico para seguir contando y reflexionando sobre nuestra realidad nacional. Junto a Los Reyes del Mundo y La Jauría, La Roya es otra obra que habla muy bien del cine colombiano. Si llegan a topársela en alguna parte, recomendada.