No clasifica entre los grandes compositores americanos de música popular, precisamente por falta de popularidad, pero está justo en la siguiente categoría. Jerry Cantrell, el talentoso guitarrista y fundador de Alice In Chains, activo por más de treinta años, logró un par de entregas como solista de obligatoria revisión para los seguidores de estos actos y estilos, en aquellos finales de los 90 y tempranos 2000 cuando el futuro de Alice se definía.
El primero fue Boggy Depot (1998), construido con ayuda de sus compañeros bajistas Rex Brown (Pantera), Mike Inez (Alice In Chains), John Norwood Fisher (Fishbone) y Les Claypool (Primus), y el baterista Sean Kinney, también de Alice In Chains. Allí revela sus raíces sureñas o Country a través del rock, gran parte de su personalidad y uno de mis argumentos recurrentes: que si te inventas canciones con guitarra y voz eres el ingrediente primordial en este oficio. ¡Ah! También, si uno analiza el groove general de Cantrell, así como la participación de los mencionados bajistas, se puede identificar un toque sabroso de funk (metal).
Como es de esperarse, arranca en la misma onda que Alice, con guitarras muy ganadoras y plena actitud rockera. No obstante, los elementos propios del autor no se hacen esperar y forjan la identidad del álbum en esta primera etapa. Los cobres en Cut You In, el delicado riff de My Song, el piano y el punteo en la baladota Settling Down, la experimental Breaks My Back, la hacen musicalmente muy competente y la parte fuerte del disco.
Hacia la mitad, con Jesus Hands, Devil By His Side y Keep the Light On, uno alcanza a sentir lo poderoso que habría sido un siguiente álbum de AIC en 1998, en el buen sentido de la sensación. En la última parte, Jerry comparte unos temas más acústicos y especiales con los que termina de completar su alcance como músico, especialmente con la hermosa Between y el épico cierre Cold Piece. Excelente.
El punto débil fue la producción. Siempre es fácil extrañar la explosividad de AIC y la ácida voz de Laney Staley, sobretodo cuando Cantrell, transitando por primera vez este camino por su cuenta, imaginó e interpretó esto de manera más tranquila y madura, lo cual no jugó a su favor dada la coyuntura del momento. Sin embargo, digo "fue" pues pasado tanto tiempo y superadas las nostalgias noventeras, Boggy Depot merece sin duda, una nueva evaluación.
Feliz aniversario!