De Stijl · Vigésimo Aniversario

Lamento haber tenido este proyecto en la cara tantos años sin reconocer su grandeza. Culparé a mi inmadurez y a la nostalgia noventera que me embargaba en aquel momento, impidiéndome ver con claridad, pero no importa, más vale tarde que nunca: De Stijl es uno de los grandes álbumes del año 2000. El mundo lo conquistaron con las dos entregas siguientes, lo cual tiene sentido si reconocemos que el entonces Jack White de 25 años se encargaba de la mayoría de la composición y producción en The White Stripes, y como dice el viejo refrán: la práctica hace al maestro.

Además, ese minimalismo de estos dos requería una producción especial en la forma de interpretar y de grabar, porque su sonido contrastaba un poco, incluso con el de los Strokes, que si bien también lideraban el revival del rock de garaje, tenían muchas más cuerdas para resultar familiares y hacerse gustar.

Los pocos instrumentos adicionales dan unos toques muy acertados para romper la homogeneidad: el lead de armónica en la divertida Hello Operator, el piano en Apple Blossom, cuya fama fue renovada con su inclusión en la banda sonora de The Hateful Eight, y el violín en I'm Bound to Pack It Up, cuyo parecido con Blind Melon me trae una alegría hermosa. Ah y las letras, que cautivan todo el tiempo con esa coquetería blues que es tan chévere y con la prodigiosa voz de White.

Ahora, mi momento preferido es Death Letter, muy influenciado por las versiones en vivo que he visto recientemente y que me dejan con la boca abierta una y otra vez, prueba de cuan demoledores eran juntos rockeando. Así, con esta fórmula clásica pero novedosa en el cambio de milenio, De Stijl es indispensable para narrar lo que pasó con el rock en el 2000, tanto o más que todos los otros álbumes que vieron la luz ese año, pues de la mayoría de los que hemos rescatado, fueron creados por bandas viejas adaptándose al nuevo panorama.

Feliz aniversario!